Chile ha visto aumentar exponencialmente los delitos, en las cárceles más de la mitad de la población penal está por narco-delitos o algunos de sus derivados, la victimización aumenta como sensación ciudadana, nuestros barrios sufren el proceso de deterioro, sin que las autoridades reaccionen. En Chile se sabe donde se vende, se detienen a los burreros y los consumidores. Pero, no a los financistas o señores del narcotráfico.
Nuestras fronteras son vulnerables y los medios ya informan de la presencia de laboratorios en el territorio nacional.
Nos vamos trasformando en un corredor de las drogas. Los grandes carteles ven en el país un verdadero paraíso para sus ilícitas actividades, bandas de los tres principales carteles que operan en países vecinos extienden sus actividades hacia Chile. De hecho, en su momento de gloria, Pablo Escobar, tenía a su familia en Chile.
Esto se ve favorecido por la escasa consciencia y alta hipocresía de nuestra sociedad, con una economía abierta, un Estado ineficiente y débil, un control de fronteras terrestres y marinas casi nulo, una descoordinación de los aparatos del Estado. Recordemos todos los escándalos por dinero mal habido que se ventilan en los tribunales, testimonio de la falta de probidad.
El cambio radical se verificó cuando el pago de los narco-traficantes dejó de ser con dinero y se hizo con parte de la droga que se transportaba. Los denominados "burreros y burreras", para obtener su dinero deben comercializar ese pago (droga) a nivel local. Al disponer de droga a nivel local se requirió incentivar el consumo, partió por la zona norte con personas de altos niveles de ingresos para el caso de la cocaína, debajo siguió la adictiva y destructiva pasta base. Luego se extendió al resto del país.
La alta disponibilidad de droga en nuestra frontera gatilló el explosivo robo de vehículos, que se llevan a Bolivia como parte de pago y a cambio se recibe droga. Hemos sido testigos, además, del aumento de crímenes y asesinatos de una violencia inusitada, casi siempre vinculados a temas de droga o deudas asociadas.
El narcotráfico tiene ya mucho terreno ganado en Chile, muy probablemente no sólo ha comprado combatientes, soldados o zombies, que le dan cobertura. Más temprano que tarde intentará hacer el vínculo con la política y la justicia.