Querido pueblo de Dios que ha peregrinado al pequeño pueblo de Ayquina, que se encuentra en medio de las montañas de nuestro desierto, alto El Loa, para celebrar una vez más a nuestra Chinita, madre de Jesús, pan vivo bajado del cielo. Los saludo en este día, después de haber abierto nuestros corazones para alabar, adorar y bendecir al Señor Jesús, quien nos dejó a su madre como madre nuestra para acogerla en nuestra casa. (Jn.19,27)
Me pregunto: ¿Qué nos movió, este año a caminar, horas bajo el sol o el frío del desierto para llegar al Santuario? ¿Qué me motivó a dejar mi casa, el trabajo y comodidades para llegar donde la Chinita?
Isabel cuando saluda a María le dice: "Dichosa tú, que has creído". María se puso a caminar sin demora a un pueblo montañoso porque creyó en las promesas del Señor, porque confió que el Señor haría cosas grandes en ella, y porque su alegría era tan grande que quiso compartirla en el servicio con sus parientes. Ahí radica su grandeza e Isabel sabe valorarla por su fe.
Querido hermano y hermana, dichosa y dichoso tú que tienes fe, que crees en Dios y la Chinita, que lo que le has pedido con fe se cumplirá. Dichosa y dichoso tú que emprendiste el viaje al santuario con los pies cansados a bailar y celebrar al Señor de la vida, gracias a tu fe y amor a Dios y al prójimo. Reconoce y valora el don de la fe, que no es fruto de un esfuerzo intelectual o de algún poder de este mundo, sino pura gracia de Dios.
También hoy podemos decir, dichoso el pueblo donde hay hombres y mujeres creyentes, portadores de vida, capaces de irradiar paz y alegría. Dichoso el pueblo donde hay jóvenes que llenos de alegría se disponen a servir a los demás. Dichoso el pueblo donde hay pastores que creen, cuidan y acompañan a su rey con corazón de padre, hermano y amigo. Dichoso el pueblo que cuenta con comunidades cristianas humildes como María, siempre a la escucha de su Señor y saliendo de prisa para estar al lado del que sufre y necesita ser ayudado. Feliz el pueblo que tiene una Iglesia que busca con confianza la verdad, la justicia y el amor. ¡Feliz tú porque has creído! Que sea en buena hora.