Antes que nada debemos brindar un concepto de la misma. La Real Academia Española la define : "Respeto y consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque repugnen a las nuestras". Radica en la interrelación de dos o más personas con ideas o pensamientos diferentes sobre distintos temas, que se discuten, los que nos debe llevar a soluciones felices.
Hace años y en diversas ocasiones hemos oídos manifestar que ser tolerante es cobardía. No es cierto, cobardía es si no damos nuestras opiniones con franqueza, aunque diferentes, las que debe manifestarse con gestos y tono de voz nada agresivos, confiables en nuestras opiniones, con fe y sin mala intención, que sea creíble.
Muchos de nosotros en ocasiones diferentes, hemos invitados a que nos tomemos de la mano, como símbolo de concordia, de paz, de comprensión. Y muchas veces al tomar esa actitud, hemos pensado o más bien preguntado ¿Por qué no hacerlo incluso y practicarlo ante los fanatismos, con acciones prácticas, despojándonos del ansia de poder, de dominar al prójimo, y pensar de una vez por todas, que todos somos seres humanos, con derecho a la vida, con derecho a vivir libremente en nuestro territorio que es parte del planeta y que el mismo es habitado por seres humanos iguales?
Debemos llevar a todos los lugares la buena voluntad y la comprensión, la práctica de altas normas de ética como vehículo indispensable de comprensión, de tolerancia, de equidad, de igualdad de oportunidades, de libre expresión de nuestras ideas y como corolario de ello respeto por las opiniones ajenas, escucharlas, discutirlas con la tolerancia que amerita el ser hombre de bien.
Para ello, todos y cada uno de nosotros debe practicar con el ejemplo, propendiendo a una mayor acción que involucre a todo ser humano en la práctica de tales normas.
No hagamos el doble discurso de hablar de equidad, de normas éticas, de comprensión, de tolerancia, de solidaridad, de libertad, si nada de ello lo practicamos. Éste es el mal que afecta a las sociedades: egoísmo, perversidad, mala voluntad, intolerancia, el tratar en toda negociación una ventaja hacia el interlocutor, y no buscar lo justo, lo equitativo, que lleva a la paz, al amor.
Arturo Mardones Segura,
Rotary Club Chuquicamata