Hace un par de noches, al reposar mi cabeza entre la almohada y el silencio de la oscuridad, pensé en el vertiginoso desarrollo del engaño. Una noticia de la BBC hace tambalear mi sueño que se resiste ante una noticia proveniente desde Kosovo: Una idea de negocio emprendida por jóvenes usuarios de las redes sociales que propagan y venden noticas falsas.
Inventan verdades mentirosas a todo nivel, crean por ejemplo cientos de cuentas en Facebook y crean falsas identidades de índole religiosa, política, social, policial, etc.
El objetivo no es el engaño en sí, sino crear expectación y ganar audiencia mediante los click de los usuarios, estos generan dinero para los innovadores y una consecuencia inimaginable para la sociedad, pues son multitudes los usuarios que son dirigidos por la desinformación y el error.
Inolvidable resultan para mí, las palabras de San Pablo en su carta a los Efesios: "Para que ya no seamos niños, zarandeados por las olas y llevados a la deriva por todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error" (Efesios 4:14)
Pienso en lo creativo e ingenio de la maldad, como emprende proyectos innovadores de negocios, cuyo beneficio es la muerte. Tras unos instantes sin pensamientos, retomo pensando en los hechos de Jesús: "Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? (San Lucas 20:23)
Jesús discernía el engaño y las artimañas de aquellos que buscaban llevarlo al error. No cesemos de escudriñar las sagradas escrituras, pues ellas no nos llevan a la deriva mediante el engaño, sino nos hace ver la verdad y nos direcciona por ese camino que muchas veces parece espinoso, siendo un camino de perdón y redención.
Creamos y seamos direccionados por el Espíritu Santo de Dios y no por vientos de doctrinas, ni por las artimañas del error. Oremos las palabras ya escritas, para que Dios frustre los pensamientos de los astutos y sus manos no hagan nada (Job 5:12).
Sergio Lagos Luciano,
pastor evangélico