María Constanza Orellana
La constante disputa que vienen enfrentando desde el año pasado un grupo de los concejales con el alcalde de la comuna, ha generado también controversias en la opinión pública.
Desde que los miembros del cuerpo de colegiados solicitaron la remoción de la administración pública de Tamara Aguilera, el alcalde los ha acusado duramente de colusión, obstrucción del correcto funcionamiento de sus deberes y persecución política a la hija de la gobernadora.
Sin embargo, los concejales de oposición, que son: Dinka López (Partido Revolucionario Institucional), Maritza Cortés (Partido Radical), José Mardones (Partido Comunista), Carolina Latorre (Partido Demócrata Cristiano), Ricardo Campusano (Partido Socialista) y José Olivares (Partido Renovación Nacional), se han defendido explicando que sólo necesitan que se cumpla lo que el Concejo pide.
Lo anterior, considerando que si bien en julio del 2018 el Concejo solicitó la remoción de Tamara Aguilera de su cargo en la administradora municipal, a lo que el alcalde actuó, luego de la decisión de la Corte de Apelaciones, removiéndola a la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco), ahora su nombre aparece en el primer lugar de la terna de subrogancia de la alcaldía.
Todo esto ha generado diferentes opiniones, y entre ellas la de algunos exconcejales y el exalcalde Arturo Molina, quienes señalan que en casos como estos, el diálogo es la única solución.
Versiones
El ex concejal de la UDI por Calama, Juan Zebra, por su parte señaló que "lamento mucho lo que está pasando porque la única perjudicada es la ciudad. Calama necesita avanzar y esto no lo permite. Es necesario que exista capacidad de diálogo y que se llegue a un acuerdo".
Pero en lo que respecta al conflicto mismo y a las acciones que desde ambos lados se han llevado a cabo, dice que "hay una actitud tozuda por parte del alcalde, porque él debiera respetar lo que el concejo solicita. Lo que ha hecho es provocar al Concejo al remover a Tamara Aguilera a un puesto tan importante como el que tenía antes".
Cierto es que el alcalde, y el concejo municipal deben ser un sólo órgano que trabaje para el intereses de la ciudadanía, la situación ha puesto una barrera a ello, dejando de lado una serie de proyectos que podrían permitir un rápido avance de la ciudad.
Por esta razón, Arturo Molina, exalcalde y también ex concejal demócrata cristiano de la ciudad de Calama ha querido manifestarse diciendo que "el alcalde tiene la obligación de trabajar en conjunto con su Concejo en bien de la comuna, no del municipio. Lo que aquí pasa es que no existe la capacidad para ponerse de acuerdo, y frente a ello quien más se ve perjudicado es la ciudadanía. Tener un concejo municipal que se preocupe cuando algo se está haciendo mal y que llame al orden me parece bien. Ellos deben ser normativos, porque de lo contrario estarían faltando a lo que su trabajo les obliga."
Y con respecto al "punto de discordia" en este caso, declaró: "tuve la oportunidad de trabajar con Tamara y ella siempre fue muy asertiva para resolver las problemáticas a las que nos enfrentábamos, pero para que las cosas funcionen bien, alguien debe dar un paso al costado y en este caso, no va a ser el Concejo".
Por su parte, Ignacio Urdangarín, también exconcejal por la ciudad, declaró que "la única que está perdiendo con todo esto es la ciudadanía y la ciudad propiamente tal, porque el Concejo con el alcalde debieran ser un equipo de trabajo que esté en disposición de la comunidad, y no de los intereses de ellos. Cualquiera se da cuenta que aquí existe mucho individualismo y esta rivalidad, lamentablemente, perjudica el funcionamiento normal del municipio.
El hecho de que los concejales no asistan a las sesiones o se retiren de ellas retrasa el crecimiento de la ciudad, porque el alcalde debe recurrir a ellos para ver temas más importantes, como lo son priorización de proyectos, programas sectoriales, juntas de vecinos, campos deportivos, etcétera. Para desgracia nuestra Calama es una ciudad atrasada y este tipo de luchas la atrasa más. El alcalde debería acatar con humildad la decisión del Concejo. En ese sentido siento y pienso que hay arrogancia y prepotencia de su parte. Lo que ellos no ven y no entienden es que tanto el alcalde como los concejales están ahí porque la comunidad los eligió. Si quisieran sacarlos lo harían y entonces de nada habrá valido su rivalidad. El alcalde no debería desafiar al Concejo poniendo a Tamara en otra dirección. No debería insistir en ingresarla en otro cargo dentro del municipio. "