Bautismo, el mejor regalo
Este domingo celebramos el bautismo del Señor y no por ser Dios se excluye de este acto.
¿Recuerdas el día, lugar, iglesia, incluso los padrinos de tu bautizo?, probablemente no, pero como nos mencionó el Papa Francisco en uno de sus mensajes, el bautismo es tan o más importante que tu cumpleaños, sin embargo, no le asignamos la misma relevancia.
En tu cumpleaños, seguramente recibes algunos saludos abrazos, felicitaciones y también algún regalo material, sin embargo podemos decir, que el mejor regalo que hacen los padres a los hijos es el bautismo, pues este sacramento junto con liberarnos del pecado de nuestros primeros padres, nos hace hijos Dios y por ello comenzamos a formar parte de una misma familia que es la Iglesia.
He escuchado con cada vez mayor frecuencia, decir a los padres de hoy que no quieren bautizar a sus hijos pequeños, porque esperan que de adultos decidan libremente si quieren o no ser cristianos. Permítanme aclarar la confusión en este argumento. El Sacramento del bautismo es un regalo, porque los padres quieren siempre lo mejor para sus hijos, si están enfermos buscan al médico o medicamentos para sanarlos, no les preguntan a éstos si quieren sanarse, porque entienden que es su responsabilidad protegerles. Del mismo modo el bautismo es la medicina para el espíritu y no es necesario esperar su adultez para disponerla, se entrega con amor.
Este domingo celebramos el bautismo del Señor y no por ser Dios se excluye de este acto, sino que por ser verdadero Dios y verdadero hombre entiende las dificultades humanas para confiarlas en la Providencia del Padre. Jesús recibe en el río Jordán, el bautismo de Juan que se consideraba indigno de siquiera desatar sus sandalias. Se trata de un hecho sublime de sencillez de Cristo que nos revela una nueva enseñanza respecto de su naturaleza divina y humana. Con ello también nos trae un nuevo bautismo, no sólo con agua, sino con el espíritu, y una voz que salió de los cielos abiertos se escuchó mientras Juan sumergió a Jesús, "Este es mi hijo amado en quien me complazco" (Mt. 3).
Dios con estas palabras se encarga de iluminarnos sobre la importancia del bautismo como prueba de amor, pero al mismo tiempo revela que por esta vía permanecemos en él y confiamos que por su sacrificio seremos liberados definitivamente de la muerte.
Oscar Blanco Martínez,
Obispo de Calama