Con el fin de las vacaciones, es muy común que las personas presenten mayor dificultad, para recuperar los hábitos que el ser humano y el cuerpo necesitan, para dormir.
Lo ideal es que un adulto, pueda dormir al menos entre siete y siete horas y media, durante la noche. Durante las vacaciones, la dinámica del sueño cambia. Por lo general nos acostamos más tarde y también nos levantamos más tarde. Para reincorporamos al trabajo, sobre todo aquí en la región, donde por lo general las jornadas laborales se inician a partir de las siete de la mañana. Es ideal ayudar a que nuestro cuerpo tenga un proceso paulatino, para retomar la conducta habitual del sueño. Aunque generalmente se hace bruscamente.
Por eso los primeros días podemos andar un poco más cansados, somnolientos y con dolor de cabeza, situación que es normal. Pero, podemos hacer menos traumático este proceso, si dos o tres días antes de retomar nuestro trabajo, intentamos una rutina de hacer lo que más cuesta, que es dormirse temprano.
Para esto es importante no consumir alimentos ya en horas de la noche, teniendo en cuenta que, si se hace, se consuman comidas más bien livianas.
Para mantener una buena higiene del sueño, debemos acostarnos más temprano. Ojalá no más allá de las veintidós horas, para estar durmiendo tipo once de la noche.
En este sentido es importante, bajar la luminosidad de la habitación, manteniendo en ellas luz cálida y no luz día. Evitar el uso de las pantallas como televisores, celulares, equipos de música y otros artefactos eléctricos.
El dormir cuando uno tiene que descansar es otro hábito que debemos considerar. No es lo mismo dormir por ejemplo desde la once de la noche hasta las siete de la mañana. Que hacerlo desde las tres de la mañana hasta las doce del día. Aunque se duerma más, en el fondo no es el horario que se debe destinar a dormir.
Los ciclos del sueño son de una hora y media, y un adulto necesita por lo menos seis ciclos. Lo que debe irse ajustando dependiendo de la hora en que nos levantamos. Porque un buen dormir, nos permitirá tener ánimo para hacer cosas. Además, mejora la vigilia, la concentración y nos permite un mejor desempeño de las funciones cognitivas.
Gregorio Silva,
neurólogo y director (s) del HCC