Recientemente me sorprendí al escuchar en la televisión que estábamos celebrando el día de la felicidad. Desde la antigüedad los sabios han reflexionado tratando de encontrar la clave para ser felices. Han escrito que es alcanzable dependiendo de lo biológico y de la calidad de gobernabilidad y seguridad del país. Para otros lo principal es: conocerse, ser uno mismo, valorarse, quererse, mantenerse sano, cuidando su alimentación, hacer lo que uno le guste, mantener vínculos familiares y sociales, ser generosos y viajar
Los expertos mundiales de la ONU 2019 World Happiness; revelaron una lista de los países más felices. Entre 156, Chile se ubicó en el lugar 26, en Sudamérica lo sigue Brasil. Quizás por eso muchos inmigrantes han llegado a nuestro país, buscando mejor vida. Para cada persona lo que lo hace sentirse feliz es diferente y cambia con el tiempo.
Reflexionando me pregunto, ¿qué es la felicidad para usted para mí y si dura más de un día? Para algunos es el placer de los pequeños detalles, despertar en un día despejado, lleno de sol, hacer lo que a uno le gusta, en un ambiente de compañerismo. Para otros son los grandes acontecimientos que cambian su vida como: cumplir un año más de vida, trasladarse a otros lugares a estudiar, vivir o trabajar, conseguir las metas propuestas o simplemente jubilar.
A mí lo que me hace feliz es viajar. Recuerdo que en la escuela del mineral nos llevaban a Chiu Chiu, cantábamos canciones en la micro, llevábamos huevos duros, sándwiches que me comía en el trayecto; también cuando era girl guide, junto a los scouts íbamos de excursión a Las Cascadas, pero viajar al sur en el tren longino por tres días fue inolvidable.
Ir en familia, los domingos al río Loa era una gran aventura. Mi abuelita preparaba pollos, pan amasado, dulces chilenos, los llevábamos en canastos de mimbre. Nos bañábamos, corríamos, siguiendo matapiojos, tocando y oliendo la chirca y alfalfa. Las vitrolas tocaban los discos de vinilo, recorríamos a caballo el río hasta el puente de la Pólvora. Comprábamos choclos calameños cocidos, viendo al atardecer como maravillosamente se ponía el sol en La Banda.
Nancy Monterrey Caro,
Escritora chuquicamatina