Pablo Orellana G.
El Instituto de Nacional de Estadísticas (INE) entregó un informe que entrega varios datos e informaciones relativos al fenómeno migratorio en el país y en las diez primeras comunas donde hay mayor presencia de ciudadanos extranjeros. Lista en la que Calama aparece octava con mayor presencia de migrantes.
De acuerdo al informe del INE en Calama, y al 31 de diciembre del 2018, se estima en 27 mil 401 las personas extranjeras y residentes en la capital del Loa. De éstas 12 mil 137 corresponden a varones, mientras que 15 mil 264 son mujeres que se instalaron en la ciudad buscando nuevas oportunidades de desarrollo personal, familiar y laboral.
En la misma tónica el Centro de Estudios Públicos (CEP), lanzó el pasado lunes 5 de agosto un libro en el cual se aborda desde una perspectiva multisectorial y multidimensional que entregan datos importantes acerca de este fenómeno y del cual Calama no es la excepción.
Consultadas las encuestas Casen, desde 2006 a 2017, los investigadores del Centro de Estudios Públicos apreciaron que los inmigrantes lograron en una primera etapa ingresos más altos que los locales, asociados a su mayor nivel educacional. Sin embargo, esa brecha entre ambos grupos se vino cerrando con los años y al 2017 ya no había diferencias.
En 2006, el ingreso promedio de los inmigrantes en el país era de 305 mil 796 pesos, mientras los chilenos promediaban 530 mil 167 pesos. En 2017, la media de los inmigrantes tenía ingresos por 531 mil 417 y los locales 547 mil 223. Estos datos son en términos nominales, por lo que si se descuenta la inflación, se ve una caída de 29,7 por ciento en los salarios de los extranjeros en ese período.
Y dentro de los estudios efectuados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), "los ciudadanos migrantes en cada ciudad, incluida Calama, dejan o gastan el 85 por ciento de sus ingresos en la economía local. El resto son en algunas medidas para remesas de familiares en el extranjero", explicó Víctor Flores, encargado de la Oficina de la región de Antofagasta.
Mirada multisectorial
Víctor Flores agregó que "el fenómeno migratorio ha cobrado una cierta atención en los últimos años, pero tiene una presencia casi histórica en Chile y sobre todo en esta región y en Calama. Por ejemplo al censo del año 1907, el 15,6 por ciento de la población era extranjera, y eso ya devela un dato no menor sobre este fenómeno.", dijo el profesional.
"Y si nos remontamos al año 1992 esta cifra llegó al 0,8 por ciento, Diez años más tarde presentaba un 1,2 por ciento. Es decir la presencia migratoria ha estado a través del tiempo, pero claro está que en los últimos años se ha visto acrecentada por factores de atracción. Estabilidad social, crecimiento económico, y sobre todo la paz social que en otra latitudes de América Latina no se observan", agregó Víctor Flores.
Pero más allá de los datos y estadísticas, Víctor Flores hizo mención a que este fenómeno debe ser abordado desde lo multisectorial, y en este caso Calama tiene y ha tenido muchas variables en las que se ha notado una mayor interculturalidad que le permitió adaptarse a estos cambios y a la convivencia con personas de otros países. Uno de estos es que tiene la cualidad de ser fronteriza, por ende siempre ha tenido relación con los extranjeros. Segundo, que esa experiencia le permitió que el impacto no fuera como en otras localidades y que le sigue permitiendo a los migrantes poder quedarse, establecerse y también adaptarse a las nuevas condiciones en la capital loína".
Desafíos
Pero no sólo se advierte que Calama ha sido y seguirá siendo una ciudad amigable con el ciudadano extranjero. "Hay también a los menos tres desafíos que Calama deberá proyectar y los cuales hicimos saber en una sesión del Concejo Municipal donde fuimos recibidos como Organización Internacional para las Migraciones. El primero de ellos será levantar más información, que detalle por ejemplo la cantidad exacta de migrantes establecidos en la comuna. Quiénes ocupan salud pública, educación, prestaciones sociales y otros que permitan crear políticas públicas en esa dirección", dijo Víctor Flores.
Y en una segunda variable el encargado de la OIM, precisó que "como otro elemento esta el factor de la capacitación. Esta permitirá que por ejemplo no hayan diferencias en capacidades que fortalezcan la economía local de Calama. Y eso claro está, es un desafío que las autoridades locales deberán tomar en cuenta".
Un tercer elemento "y clave en esta proyección del fenómeno migratorio es el de tomar la experiencia previa, y poner en práctica las buenas prácticas que deja la migración. En eso Calama tiene la experiencia y eso se nota en sus calles, en la diversidad cultural -más allá de lo andino- hemos constatado que hay una diversidad que también aportaron los extranjeros que provienen del Caribe, y que por ejemplo en nada afectó a la minería, pero sí alentó a actividades de servicios, el comercio y de trabajos que hoy los chilenos no están interesados en cumplir".
Complementario a esto el estudio de la CEP establece por ejemplo que existe una diferencia entre los trabajadores inmigrantes de 2006 y los de 2017 y en que, en este último año, hay una mayor proporción de ellos que está en sectores donde se paga menos. Se evidencia una concentración más elevada de inmigrantes en el comercio y la construcción, en desmedro de servicios comunales y sociales, e industria.
La incidencia de esos primeros rubros, como el comercio, tendría como explicación que los inmigrantes no están pudiendo desempeñarse en los sectores donde tienen mayor productividad en el mercado laboral, debido, entre otras cosas, a las dificultades para convalidar títulos y grados académicos.
Otro dato que entrega el estudio del Centro Estudios Públicos es que la población inmigrante trabaja una mayor cantidad de horas que los locales: 44,4 horas semanales los primeros, contra 42,7 horas los segundos. Y se explica principalmente por el número de horas que laboran las mujeres inmigrantes en comparación a las chilenas.
"Es importante explicar que la migración, en términos de economía, ha impactado positivamente al país. Así lo reflejan los últimos estudios del Banco Central, debido a que cotizan y también gastan sus recursos en el país, destinando sólo porcentajes para enviarlos fuera de Chile. Pero lo más importante es que están manteniendo activos varios sectores comerciales", explicó Flores.
Para el encargado de la Organización Internacional para las Migraciones, "es fundamental pensar en estos temas cuando se piensa en ciudad. Y Calama, insisto, tiene una ventaja que en otras localidades no existían. Su historial como ciudad donde cohabitan desde décadas el pueblo boliviano, peruanos y también en los últimos años caribeños, la hacen ser una ciudad que no se altera y que más bien sigue generando un interés en los migrantes de llegar y comenzar a surgir. Y esta es una de las claves más potentes de su condición y en la recepción de ciudadanos extranjeros".
En la actualidad son más de 12 mil los ciudadanos bolivianos que viven en la capital del El Loa. Por su parte se estiman en más de 4 mil los peruanos residentes en Calama, pero éstos ya fueron sobrepasados por la colonia colombiana, y en una cuarta ubicación, y con cifras aún a determinar los venezolanos, quienes han optado por llegar a la Tierra de Sol y Cobre.
Según el organismo de estudio migratorio en Calama, y en los últimos diez años la migración ha tenido matices más positivos que negativos. La integración, la apertura y también las condiciones que presenta la capital del Loa, no se presentan en otras comunas de Chile.
"Es fundamental pensar en estos temas cuando se piensa en ciudad. Y Calama, insisto, tiene una ventaja que en otras localidades no existían".
Víctor Flores
OIM Antofagasta
Pobreza por ingreso
En términos de la pobreza por ingreso el estudio de la CEP establece que la pobreza multidimensional sí disminuye con el paso de los años que los inmigrantes pasan en Chile. Entre las razones de esto último está el fortalecimiento de sus redes de apoyo y la mayor integración en el país. Además, los inmigrantes cobran menos subsidios monetarios que la población local, incluso después de descontar los beneficios de pensiones a los que, por composición etaria, clasifican en menor proporción.