Para los empresarios vinculados a la minería será difícil borrar de sus mentes el momento en que las principales empresas mandantes nos llamaron para extendernos una invitación a formar parte del "problema", generado por el fin del súper ciclo del precio del cobre.

Fue una invitación de la que todos tuvimos que hacernos parte y consideramos rebajas en nuestros precios, descuentos por servicios y hacer cuanto ejercicio matemático fue posible para apoyar este difícil momento que pasaban nuestras mandantes.

Un tiempo duro, en el que algunas empresas pudieron sobrevivir con lo justo, tratando de no afectar sus dotaciones y esperando que el mal tiempo pasara. Otros lo vieron como una oportunidad para reinventarse o echar a nadar la creatividad para ser más productivos.

… y pasó, las condiciones mejoraron, pero lamentablemente una vez estabilizados los precios nadie nos llamó para traspasarnos algo de lo que significó esa mejora.

Hoy con preocupación sentimos (y esperamos equivocarnos) que han vuelto a soplar esos vientos que auguran nubarrones. Porque el precio del cobre se ha visto con tendencia a la baja y en las reuniones a las que nos han convocado a algunos, comienzan a reiterarse los discursos basados en la importancia del compromiso con la productividad en las empresas contratistas.

Pero hoy, con la experiencia ya vivida, queremos proponer una mirada diferente.

Queremos invitar a revisar -por ejemplo- los tiempos de pago. Plazos que se extienden a 90 o 120 días, que hacen a la empresa contratista endeudarse para responder a los compromisos incurridos para cumplir con un contrato. Y esa deuda por cierto arrastra un costo financiero que se debe reflejar en el valor total del servicio. Es decir, en este ejercicio se entiende que, a menor plazo de pago, menores costos se incorporan al valor del contrato. ¿Por qué no revisar ese tema?, o ¿hacer una revisión de los derechos y deberes de las partes, que en muchos casos son asimétricos y agregan incertidumbre en los contratos?

Estas son solo algunas ideas para aumentar la productividad y estamos seguro que los empresarios podríamos proponer muchas otras. No necesariamente debe pasar por eliminar recursos o rebajar el precio. Veamos cómo podemos hacer más con lo mismo.

Alfonso Sánchez Díaz,

Nos sigue pasando que cuando nos ocurre alguna tragedia y escudriñamos en lo más profundo, podemos ver que hay antecedentes previos, que hay denuncias, que hay informes, que algo sabíamos de lo que estaba pasando.

Y esa situación se hace cada vez más común, sobre todo en un país donde constantemente nos ocurren situaciones anómalas como derrumbes, tornados, inundaciones entre otros fenómenos.

Recientemente hemos conocido el derrumbe de una vivienda de los cerros de Valparaíso que costó la vida a unas seis personas, y han surgido informes que hablan que las nuevas condiciones climáticas y la humedad iban a generar derrumbes en laderas empinadas. Además se ha dispuesto demoler seis edificaciones que presentan riesgos de derrumbe.

Si no hubiese ocurrido esta tragedia, no se habría tomado ninguna otra determinación.

Creemos que es necesario comenzar a exigir que las instituciones funcionen.

En estos tiempos, con tanta información disponible, es importante anticiparnos a los hechos, y actuar con prevención en muchos aspectos donde la seguridad está en riesgo; más cuando vemos que muchos intentan burlar las disposiciones vigentes, como ocurrió con el bus accidentado que dejó otros varios muertos y que funcionaba con una patente adulterada.

A raíz de este accidente, comenzaron también revisiones más rigurosas a los buses interurbanos.

La cultura de la prevención debe también entrar al sistema público, y no sólo en las empresas privadas.

Tenemos casos de accidentes en ascensores, de falta de seguridad en trabajo en altura, construcciones sin permiso de edificación, puentes mal construidos, entre muchos otros problemas.

Los diferentes organismos públicos y municipalidades deben realizar su trabajo y salir a fiscalizar para que las reglamentaciones, ordenanzas, leyes, se cumplan y así poder tener la seguridad que todo está funcionando bien.

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