Cuando Elvira Hernández ensaya ser María Teresa
En "Sobre la incomodidad" (UDP) la poeta chilena Elvira Hernández firma algunos ensayos con su nombre de pila: María Teresa Adriasola. Son escritos recopilados desde periódicos nacionales y discursos que dio durante su carrera. Aquí abraza la literatura: desde el poeta más grande, al más pequeño autor.
el primer poema de Elvira hernández fue "La bandera de Chile" que circuló mimeografiado clandestinamente en Chile y fue publicado 10 años más tarde,
Se ha creído por mucho tiempo que la escritura llega de la inspiración. Contrariamente a ello, hay escritores que cultivan la poesía también como una extensión de sus ideas. En ese camino está Elvira Hernández, (nacida como Rosa María Teresa Adriasola Olave) una de las más laureadas poetas chilenas de la actualidad. Fue reconocida con el premio Círculo de Críticos de Arte en el 2018 por el libro "Pájaros desde mi ventana". También recibió el premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda el 2018 y el Premio Nacional de Poesía Jorge Teillier, el mismo año.
Recientemente Elvira Hernández publicó "Sobre la incomodidad" (Ediciones UDP), una compilación de textos reflexivos, ensayos críticos, presentaciones y discursos, algunos firmados originalmente como Elvira Hernández y otros, como María Teresa Adriasola.
Aparecen reseñados varios poetas y escritores en estos "apuntes de poesía chilena", subtítulo de la edición: Rodrigo Lira, Stella Díaz Varín, Gabriela Mistral, Leonel Lienlaf, Soledad Fariña, Claudio Bertoni, Carlos Montes de Oca, Verónica Zondek y un artículo que se encarga del panorama poético de comienzos de este siglo.
"Lo dicho, dicho está", dirá la poeta al preguntarle si alteró los textos de "Sobre la incomodidad". Varios de ellos fueron escritos para ser leídos en instancias públicas. Otros, publicados en libros colectivos o periódicos.
"Para mí fue una sorpresa releer aquello después de tanto tiempo", fueron sus palabras.
Una de las piezas que hacen más especial este libro es el escrito que da nombre a "Sobre la incomodidad", firmado por su nombre civil, María Teresa Adriasola, y que marca el lugar que tenía la poeta a principios de los noventa.
Una de las aventuras que propone "Sobre la incomodidad" es combinar textos que recorren el trabajo literario desde 1987, año en que sus obras publicadas eran "¡Arre! Halley ¡Arre!" y "Meditaciones físicas por un hombre que se fue" (arte correo).
A "La bandera de Chile", ya un clásico de la poesía nacional reciente, es imposible no volver. Fue publicada primero en Argentina -solo el 2010 es publicado en nuestro país-, y el mismo 1991 es publicado "El orden de los días" en Colombia.
No fue fácil la relación editorial de Elvira Hernández en nuestro país entonces. Lo deja claro parodiando las ofertas que incluían pago por publicar en cómodas cuotas.
LA INCOMODIDAD
Hoy las cosas son distintas para Elvira Hernández (nombre con que se firma este libro), cada año salen hallazgos editoriales que amplían su obra como "Seudoaraucana y otras banderas", que rescata la versión final de una reescritura parcial del libro de Alonso de Ercilla. U otro del año pasado: "Pena corporal" (Fundación Neruda). El reconocimiento, claro, facilita las cosas pese a que Elvira Hernández no renuncia a la incomodidad. "Ése es mi lugar y tengo que mantenerlo", afirma.
"El retraimiento es la única forma de potenciar la palabra", texto más cercano al presente . Escribe, además: "Lejos de la exageración, aprecio que la poesía chilena es un hidra mitológica y plenipotenciaria".
Uno de los textos del año pasado es "La palabra pueblo", que corresponde al discurso de recepción del premio Jorge Teillier, reconocimiento a su trayectoria. Justamente la palabra que lo titula, "pueblo", es de esas que parecen anacrónicas pero que rescata e incrusta en sus textos, sean de poesía o ensayo (firmados como Elvira Hernández o María Teresa Adriasola). Respecto a ese tipo de palabras dice que las consigue "parando la oreja".
"Este país" es el título del texto que abre "Sobre la incomodidad". Allí reflexiona sobre nuestra sociedad críticamente, resaltando la relación que tenemos con los pueblos indígenas. Conecta también con un largo texto que valora la poesía mapuche en la obra de Leonel Lienlaf, "Los poetas siempre están divididos".
-¿Qué le trajo la poesía mapuche a la poesía chilena?
- Le trajo aliento de vida. Tenía demasiado de qué hablar. Si la poesía que se precie siempre está hablando desde el dolor, por la herida, la poesía mapuche está siendo toda una expresión -en las más variadas formas- de una existencia torturada de un pueblo. Ya sea en su idioma o en aquel que se les impuso.
-¿Qué tienen en común los escritores de los que escribes en este libro?
-Mi interés por la poesía y la literatura hizo que yo escribiera, cada vez que pude, de todo aquello que me interesaba. No todo fue publicado sobre papel, la mayoría de mis textos se hicieron públicos de manera oral a través de presentaciones que era casi la única compañía a la que podía aspirar la orfandad de un libro. Cumplida su función, rara vez entregué la copia escrita. Esos escritores (seleccionados por el editor de aquello que encontró publicado, para armar un libro con cierta homogeneidad) puede que no alcancen una cuerda común, pero son tejidos literarios específicos de esa trama o texto mayor que es la literatura chilena y que como tal llama mi atención y que, por cierto, no miro desde afuera.
-Si bien hay varios fundamentales, también se revela una lista de nombres de perfil bajo. ¿Por qué eliges nombrarlos también?
- He llegado a pensar que las grandes voces se deben en parte a las pequeñas. Además, siempre hay en el tiempo un movimiento de traslación de los autores. Muchos que parecieron insignificantes en un momento se engrandecieron con los años y otros, de primera fila, se fueron a pérdida o se gastaron. Son exigencias de las lecturas o desciframientos tardíos, o entusiasmos o modas, que van incidiendo en estas modificaciones permanentes. La literatura está siempre agitada aún cuando no se la vea en su pequeño rincón.
-En "Sobre la incomodidad" refieres a la producción editorial de comienzos de los noventa. ¿Cómo ves la actual?
- La producción editorial actual ha aumentado y mucho. Los pequeños sellos artesanales, los cartoneros que son trabajos de arte y otros ya crecidos, dan cuenta de una proliferación sostenida. Sin embargo, el mundo del libro es caótico. Su estímulo es sólo industrial. En el plano cultural, camina en soledad, casi sin revistas y suplementos literarios, con escasísimas reseñas y críticas para aquellas obras excepcionalmente descollantes. Los autores de bajo perfil que a mí me interesan mucho, o poco ruidosos, quedan a la sombra, como si no hubiera que penetrar también ahí. Además, la educación ha dejado de proporcionar no sólo un lector fino sino lectores y lectoras de formación. Y con el valor de los libros pareciera que la idea velada es que ojalá no se lea. Y dejo fuera el orbe digital y lo que pasa en las redes sociales porque desconozco esas zonas, pero a la distancia creo que no simplifican el panorama.
- ¿Escribirás más libros como "Sobre la incomodidad", otras compilaciones de textos críticos?
- Me tengo que hacer el tiempo para ordenar lo que está disperso y sin ubicación. Y también para no perder de vista y perseguir con comentarios de interés lo que va apareciendo donde hay mucho que ver y que es de nuevo cuño.
-¿Por qué se debe leer a Juan Luis Martínez? Escribes de él en "Sobre la incomodidad".
-Juan Luis Martínez hizo un corte en la historia de la poesía chilena con su libro "La Nueva Novela". De un lado quedaron las grandes voces de la época de oro de nuestra poesía y del otro, poetas dispersos y ensordecidos en un mundo visual, poco amigo de las palabras. Ese libro puso de relieve la crisis de las palabras, puso de manifiesto para nosotros la pérdida del aura del arte y la poesía. La poesía iba a tener que "pensarse" de otra manera en tiempos de la masificación de la imagen.
-"Por qué la mujer poeta no puede estar tranquila". ¿Eso ha cambiado o sigue así para las escritoras?
-Se ha entrado en una fase de la historia humana donde la eliminación de las desigualdades e injusticias pasa por la liberación de la esclavitud de la mujer, que podamos desprendernos de tutelajes opresores que no es otra cosa que alcanzar nuestras libertades individuales. Cualquier paso en falso como en la frustrada liberación de clases, nos dejará como otro animal de rodeo. Y una escritora no está hoy ajena a este delicado momento.
-En la nota del editor se separan los textos firmados con tu nombre civil (María Teresa Adriasola) y con el de poeta, Elvira Hernández. ¿Crees posible mantener un solo nombre?
-Aquello podría ser posible en la medida que Elvira y María Teresa se reencuentren y observen su separación.
hasta hace poco que lumen editó la antología "los trabajos y los días", los libros de elvira hernández eran inencontrables.
Elvira Hernández estudió filosofía en el pedagógico de la universidad de chile.
"Sobre la incomodidad"
Elvira Hernández
Ediciones UDP
76 páginas
$10 mil
"Mi interés por la poesía y la literatura hizo que yo escribiera, cada vez que pude, de todo aquello que me interesaba".
El mercurio de valparaíso
el mercurio de valparaíso
el mercurio de valparaíso
"La literatura está siempre agitada aún cuando no se la vea en su pequeño rincón".