Transcurridas tres semanas desde la explosión del movimiento social que ha tomado la existencia de cada habitante de esta tierra, desde el día en que la columna vertebral del transporte capitalino fue destruido a niveles impensables. Escribiendo después que grupos de individuos vandalizaron la ciudad, como ha sucedido en casi todo el país, con evidentes rasgos de organización y premeditación, se hace visible el terror vivido por tantas y tantos en estos días. Esta introducción parece hablar amargamente sólo del triunfo de la violencia como método. Es cierto que al usar la palabra violencia, ésta tiene diferentes sentidos según sea quien argumenta respecto de ella. Más aún, hay quienes sostienen que ella se constituye en el más legítimo y eficaz método para el logro del objetivo pretendido. Pero, al transcurrir los días se ha ido clarificando el sentido y, los más sólidos líderes de los diversos sectores sacan su voz, junto a los ciudadanos que sostienen este país, rechazando la violencia que vemos y los efectos que tiene en la vida de todos. Ante ello citemos a Séneca: "Aunque el miedo tenga más argumentos, elige siempre la esperanza".
Paz y justicia
Yendo al fondo, ¿qué ha sucedido en nuestra casa? Ha sido parte de la conversación nacional; cada persona desde su perspectiva, su percepción y su experiencia puede hacer sus relatos vivenciales. La divergencia entre crecimiento-riqueza-modernización e inequidad-desigualdad aparece en la base de la crisis. Muchos son los ejemplos humanos que explican, en su acumulación, la explosión del malestar. Muchas son las situaciones de conductas anti éticas a nivel social que alimentaron la indignación como un acelerador. Esto no puede ser descrito con simplismo pues se trata de un fenómeno de alta complejidad y de no sencilla solución, al comprometer aspectos concretos-objetivos-comparables y otros de la percepción humana -más subjetivos- con nuestras emociones comprometidas. Pero no todo es material, hay mucho que es relacional, del mundo de la empatía, del respeto, de la confianza y la consideración, entre otros. La mayoría de las personas que representan una gran diversidad protestan para expresar su búsqueda de justicia a través de expresiones pacíficas. La paz es la más poderosa forma de alcanzar la justicia, pues ella necesariamente puede iluminar, abrir mentes y almas, como lo muestran los líderes pacifistas históricos.
Siempre la historia
Para ilustrar los procesos reflexivos auténticos, no dirigidos sólo hacia la mirada de uno mismo, recojamos algunas citas del historiador Gonzalo Vial Correa, de una conversación publicada por la Revista Capital en 2007, cuyo motivo era el Bicentenario de Chile. Ante la pregunta ¿cuánto hemos avanzado y qué nos falta para llegar a ser un país desarrollado?" señala: "…. El futuro permanece en el misterio. Creer que el porvenir se puede determinar es un sueño muy viejo de la humanidad, pero la historia real muestra otra cosa. Al celebrarse el Centenario, Chile parecía avanzar resueltamente al desarrollo, todos lo creían así, pero esa posibilidad se frustró. En la década de 1987 -1997 nuevamente parecía que estaba al alcance de la mano…y nos volvimos a estancar". Ante la pregunta si el Chile de hoy es mejor que el de 1910... "En algunos aspectos, en otros no. Hace mucho vengo sosteniendo que toda sociedad para marchar en alguna dirección necesita de ciertos consensos básicos en materia política, económica y social y que dichos consensos tienen que darse simultáneamente y ser compatibles entre sí. Cuando estos se quiebran la crisis está ad portas. El paso del siglo XIX al XX está marcado por el declive. Hay luces y sombras como en todas las etapas de la historia".
Una mirada internacional
La revista The Economist de esta semana contiene un artículo titulado "¿por qué hay tantos países siendo testigos de protestas masivas?". Se refieren a demostraciones de protesta a nivel mundial mencionando una decena de casos e intentando algunas comparaciones históricas como lo fueron los 80' en Europa del Este. Hacen un levantamiento de causas de tales agitaciones: descontento económico, corrupción percibida, fraudes electorales. Comparando países, las causas iniciales de las protestas son diversas, aunque comparten consignas. Concluyen en tres patrones: el económico, el demográfico y el conspirativo. Las protestas tienden a ser dominadas por los jóvenes, aunque también suman a edades media y mayor. El análisis profundiza en la pregunta: ¿qué hace que la gente lleve sus quejas a la calle?, proponiendo algunas razones. A su vez se remarca la importancia del celular inteligente en la forma de organización.