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De Eslovenia a Frutillar con una guitarra de palo

de gira. El músico chileno Nano Stern viene llegando de una gira por Eurasia. Ahora se paseará por Chile, tocando versiones psicodélicas del grupo infantil Mazapán y canciones de Víctor Jara.
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Sólo le faltaba el Caupolicán al músico Fernando Stern. Ya no podía eludir más al recinto de calle San Diego, templo consagratorio de la metrópoli para cualquier artista nacional. Más aún si como Stern es de aquellos que congregan a gran cantidad de entusiastas fans, capaces de repletar las butacas en sus numerosas presentaciones en vivo. Pura energía la de Nano, la misma que el 12 de octubre, a las 21.00, mantendrá por dos horas y media, lapso estimado para su presentación.

FRUTOS DEL SUR

Stern adelantó que realizará un recorrido extenso por su repertorio, aquel que comienza desde su debut en 2006, hasta lo más reciente que ha compuesto, "Las Torres de Sal" de 2011. Además interpretará retazos de su disco más reciente, "La Cosecha".

Se trata de una compilación que fabricó para presentar en este verano europeo, es una placa que recoge seis clásicos del cancionero latinoamericano y tres composiciones propias. Recrea temas de Víctor Jara, Inti Illimani, Simón Díaz e Illapu; incluso se aventuró con un cover del grupo Mazapán, de su "Carnavalito del ciempiés", un alegre trote nortino que además cuenta con un colorido y lisérgico video que recrea una merienda de locos.

De Víctor Jara ha tomado la querida "El cigarrito", que seguro tendrá su particular sello, maestría con la guitarra y sólido caudal de voz; "La siembra" la ha compuesto en coautoría con los Inti Illimani; y se atrevió además con "Tonada de luna llena" de Simón Díaz, el conocido músico venezolano que también ha sido tributado por Caetano Veloso. En Chile se espera que "La Cosecha" esté a la venta a contar de octubre.

VOY Y VUELVO

Así se llamó su segunda placa y ese lema ha sido su constante de explorador. Stern ha estado entre Chile y los cinco continentes, desde que se largó al camino recién salido del colegio, a los 19 años a Alemania con menos de 500 dólares y su guitarra al hombro. Debe ser de los músicos chilenos más patiperros, ya que sin pestañear pasa de Chiloé a Estambul, de Valparaíso a la India, de Ñuñoa a Camberra.

Imbuido pero no preso por los años de academia, Stern es de esa raza de músicos que puede llegar a una reunión de músicos gitanos, caer en medio de un festival andino o acercarse a la fogata de unos monjes tibetanos y sabrá compartir desde la música. Lo que no quiere decir que no asigne a las letras de sus canciones un peso definitivo, lo de Nano es convicción, reflexión y emoción.

Este santiaguino, descendiente de húngaros y alumno del Santiago College, ya a los tres años tomó un violín e ingresó al mundo de la música para no volver a salir jamás. Y aunque le carga que le digan que es músico "folk", le suena mejor decir que se instala en el folclore chileno sin "k".Lejos del concepto estereotipado de "zampoña, charango y lana", Stern tributa a la raíz, a lo que proviene de los pueblos, la gente. Por eso recorre el mundo y pasa buena parte del año viajando por mil y un festivales y encuentros en el planeta.