Parábola del rico insensato
Nuestra vida debe sujetarse a las enseñanzas dadas por nuestro Señor. Hagamos riquezas espirituales.
Esta historia se encuentra en el Evangelio de San Lucas 12: 13-21 y podemos resumir su enseñanza en una palabra: Compartir. En este mes solidario es lo que más necesitamos. Sin embargo se destacan también, la ambición, egoísmo y locura del ser humano que pretende burlar a Dios. Locura humana que se expresa en pretender sobrepasar los límites establecidos por el Creador; veamos algunos aspectos de esta historia:
1. No somos eternos, nuestra vida es finita, usémosla para bendecir, amar y ser felices junto a los demás (Santiago 4:14)
2. Nada trajimos a este mundo y nada podremos llevar (1 Timoteo 6:7)
3. Nuestra alma tiene sed de Dios (Salmo 42:1-2), no se sacia con bienes materiales, poderes terrenales o cualquier deleite humano; solo Dios puede saciar el hambre y sed espiritual.
4. El egoísmo destruye, cuando pensamos solo en nosotros y empezamos a ser personas YO-YO, entonces nuestras relaciones humanas se deterioran y en vez de cosechar satisfacciones solo segamos aflicciones, para nosotros y para los demás. Esta parábola usa la palabra "necio" para definir a este tipo de personas.
Ver nuestra sociedad actual es ver esta parábola hecha vida y los males que nos agobian son los mismos de esta historia.
Sin embargo nuestro buen Señor no nos deja en la descripción del problema, sino que nos da la salida: Hagan riquezas en el cielo.
Bien sabemos que no ingresaremos a la vida eterna por méritos propios, sino por el sacrificio vicario de Cristo, pero las buenas obras deben mostrar la vida nueva que disfrutamos merced a su sacrificio (San Mateo 5:13-16).
Cuando vemos una sociedad sacudida por un sistema financiero cruel que solo beneficia a unos pocos, entonces debemos volver a leer esta historia. Cuando destruimos la naturaleza y las vidas humanas en aras de mayores ganancias, debemos volver a leerla. Cuando el clamor de los pobres es desoído por los poderosos, se hace necesario volver a esta enseñanza.
Jesús Aranda,
Pastor