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Preservando las raíces y tradiciones

Cada día nuestras Fiestas Patrias son más motivo de festejos, pero escasamente nos centramos en nuestra Independencia.Debemos vincularnos e identificarnos con nuestra patria en la que hemos nacido o que nos ha adoptado. Así perseveraremos sus valores y tradiciones.
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Pocos jóvenes saben que el 5 de abril de 1818 se selló definitivamente la Independencia de nuestro país con la Batalla de Maipú o que nuestra libertad fue declarada a través del Acta de Independencia de Chile, que fue jurada oficialmente el 12 de febrero de 1818.

Es que cuando hablamos de nuestra Independencia, nos limitamos a la creación de la Primera Junta Nacional de Gobierno el 18 de septiembre de 1810, liderada por Mateo de Toro y Zambrano y punto.

Damos este ejemplo para indicar que peligrosamente nos estamos acostumbrando a celebrar nuestra Independencia, como expertos en "Terremoto" (trago) en empanadas, asados y algunos juegos criollos, pero poco sabemos de historia, de nuestros héroes, raíces y cómo se gestó nuestra libertad.

Es esencial para el fortalecimiento de una sociedad, no olvidar nuestras tradiciones, pero tampoco nuestras raíces, lo que permitirá arraigar nuestra chilenidad, afianzar nuestro carácter y principalmente tener una identidad clara.

Las Fiestas Patrias no pueden ser sólo tragos, empanadas o baile. Se requiere que las familias recuerden a los que permitieron disponer de esta tierra como herencia, honrar nuestros símbolos, revivir nuestras tradiciones, saber de nuestra historia y del esfuerzo de cientos de hombres que lucharon por esta causa.

Las Fiestas Patrias y cualquier celebración no pueden caer en la liviandad del descanso o de pasarlo bien. Se requiere reflexionar y atesorar su significado para que las futuras generaciones puedan saber cómo se construyó nuestra patria.

Entonces la tarea es preservar nuestras raíces y tradiciones, para que en nuestro ambiente el aroma de libertad se mezcle con el aire primaveral que nos llega en septiembre y podamos asociar esta fecha como clave para el nacimiento de nuestra patria libre, que busca la democracia plena y las justicia para todos los hombres que vivimos en esta tierra.

No importan nuestras diferencias geográficas y variadas culturas. Lo que vale realmente es que tengamos una patria donde disfrutemos la liberad.

Jóvenes están satisfechos con su vida

"Es reconfortante que cerca del 84 % perciba tener sensaciones de felicidad en sus vidas".
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Al revisar los resultados de la séptima versión de la encuesta nacional del Instituto Nacional de la Juventud, Injuv, aplicada a personas entre los 15 y 29 años, podemos observar un sustantivo avance en algunos temas de salud mental.

Pero, a la vez, los resultados nos llevan a interrogarnos sobre aquellas áreas que aún nos faltan como sociedad para lograr mejores niveles de bienestar en la población juvenil.

Así presentado, resulta reconfortante que, a pesar de las innegables inequidades sociales, cerca del 84 % de los encuestados percibe tener sensaciones de felicidad en sus vidas. Este indicador debería movernos a la reflexión, pues es utilizado en algunas sociedades para ordenar y guiar tanto decisiones como políticas públicas.

Se puede plantear como posible explicación, obviando aquellas metodológicas, que nuestros jóvenes y adolescentes ven el futuro con posibilidades en especial en el campo de la educación, pues es sabido que aún se siguen valorando el esfuerzo y sus logros asociados como parte estructurante de la felicidad y del bienestar en general.

Si consideramos que la encuesta hecha por el Instituto revela que una gran proporción de jóvenes realiza actividades remuneradas de corte parcial, es decir, por horas, aquello nos lleva a pensar que tienden a sentirse un apoyo para sus familias.

Lo anterior al poder compartir los esfuerzos que implica costear la educación, sobre todo la superior para las clases menos privilegiadas.

Los efectos de esto se describen como autonomía, responsabilidad y aprender progresivamente a planificar el uso de los recursos obtenidos con sacrificio y esfuerzo.

Este contexto nos exige demandar una adecuada legislación para evitar los abusos laborales como también flexibilidad en las casas de estudios superiores, que deben comprender que los métodos de enseñanza tienen que adaptarse a los cambios sociales que se ven reflejados en esta nueva medición del estado de situación de los jóvenes chilenos.

Roberto Sepúlveda Psicólogo y académico Facultad de Psicología USS