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Accidentes en las rutas turísticas

No hay una política de pavimentación a los principales puntos turísticos de la región y carecen de buenos caminos.

Es inconcebible que los accesos a lugares tan visitados por turistas de todo el mundo no estén pavimentados, como los géiser de El Tatio y el valle de la Luna.

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Considerando que el interior de nuestra provincia es una de las zonas turísticas más importantes del país, hay una clara postergación para pavimentar los caminos a lugares tan visitados como el valle de La Luna o El Tatio.

El fin de semana se produjo en el sector de lo géiseres uno de los tantos accidentes que ocurren en este lugar debido a la inestabilidad del camino producto de las lluvias altiplánicas en esta época.

Por eso, manifestamos que resulta paradójico que los accesos a estos atractivos turísticos no estén pavimentados.

Cuando uno visita el Parque Vicente Pérez Rosales en la Décima Región, se encuentra casi totalmente pavimentado en su interior. Cuando se acude a la Torres del Paine, pasa lo mismo, por lo menos hasta la entrada de este parque nacional cuyo camino comienza en Puerto Natales.

Y en cambio los accesos a estos hitos turísticos de la Segunda Región, siguen por años sin pavimentar.

Cuál es entonces el verdadero interés por potenciar el turismo en la zona, si seguimos todavía con muchos caminos de tierra o estabilizado.

Por ejemplo, para visitar la laguna de Céjar, el camino es calaminoso y casi no hay señalizaciones para llegar. ¿Qué turismo es este?

Ni hablar de lugares como el Salar de Tara o las lagunas de Miscanti o Meñiques, donde las rutas casi no existen.

Falta una política de pavimentación de rutas en nuestra región y principalmente en las zonas turísticas del interior.

Este podría ser un buen aporte de las mineras privadas de la región, que sólo se preocupan de pavimentar los accesos a sus minas.

En tanto el gobierno regional también debiera hacer lo suyo para buscar recursos en Santiago y pavimentar sectores que son potencialmente turísticos.

Esta es una muestra de las tantas carencias que tiene nuestra región, rica en minerales, de gente sacrificada y principal generadora de divisas para todo el país.

Incendio de antenoche fue neutralizado por vecinosFeriantes loínos denuncian abusos por altos cobrosNiño de 16 años hirió a transeúnte con su bici

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Un incendio que pudo tener graves consecuencias fue denunciado por los vecinos de la población Alemania, el lunes a las 21 horas. De acuerdo a las investigaciones el fuego comenzó producto de una olla caliente dejada sobre un armario de madera y la oportuna acción de los moradores del lugar evitó una tragedia mayor.

Abusos en el cobro de mercaderías, mala pavimentación de algunas calles del local y necesidad de techado son los tres principales problemas de los feriantes calameños. Estos inconvenientes fueron señalados por varios feriantes. Manifestaron que esta situación va en desmedro de su situación socioeconómica.

Un menor de 16 años hirió con arma blanca a un adulto de treinta años, quien llegó en estado grave al Hospital Carlos Cisternas y con heridas cortopunzantes en ambas manos. El menor manejaba una bicicleta en estado de ebriedad y se desconocen las causas de la agresión ocurridas en la población Gustavo Le Paige.

Vacaciones en trenes

Los medios de transportes de entonces ; eran los trenes internacionales, y el longino.

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En estos días de enero, empiezo a recordar que antes de la Navidad, los nacimientos y el Año nuevo, empezábamos a salir de vacaciones. Los que no teníamos mucho dinero, nos contentábamos con ir al río Loa a bañarnos. A veces viajábamos algunos días a los pueblos atacameños de San Pedro de Atacama, Caspana y Toconao, y nos deleitábamos con las fragancia de las rosas y comíamos brevas, peritas y otras frutas en los huertillos del valle de Jere.

Los más aventureros íbamos al carnaval de Bolivia en el tren Internacional desde Antofagasta a la Paz. Lo tomábamos en Calama en un coche dormitorio, con comedores de lujo, veíamos a lo lejos los flamencos rosados, humear los volcanes y casi tocar al San Pedro y San Pablo.

En Uyuni los comerciantes se acercaban a la estación ofreciéndonos corderos y comidas picantes de conejo. Otro destino para vacacionar era Salta. Íbamos en el Transandino a refrescarnos en el verdor de su valle y al pasar por el sector de Los Cobres se sentían los efectos de la altura.

Los trabajadores sureños; soñaban todo el año poder regresar a sus pueblos, a comer: uvas, papayas, chirimoyas, paltas y carne de cabrito asado. Los del más al sur echaban de menos su mate con leche alrededor del brasero y los chilotes esperaban las reuniones familiares con curantos y chapaleles, chicha de manzana y un poco de lluvia. Durante todo el año juntaban ropas y zapatos para llevarlos de regalo a sus familiares.

Los medios de transportes de entonces ; eran los trenes internacionales, y el longino. Este último se conectaba en la estación Baquedano. Allí las vendedoras ofrecían a los viajeros: sabrosas cazuelas de ave y pan amasado mientras esperaban el tren que venía desde Iquique. Había que luchar entrando por las ventanas para lograr un asiento de palo, para viajar tres días y tres noches hasta llegar a La Calera, cerca de Santiago. Paraba en las estaciones para echar agua y carbón a las máquinas.

Hasta hoy me gusta mucho viajar en tren; entonces no había otro medio. Si viajo fuera del país los prefiero, su ritmo y sonido me vuelven a mi infancia feliz.