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Pensamientos post La Haya

"Esto no se logra apelando a falsos chauvinismos, sino a la cordialidad y la aceptación".

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Indudablemente, a la mayoría de los chilenos y peruanos nos gustaría tener buenas relaciones, para vivir así en paz y armonía. Pero existe un concepto llamado inconsciente colectivo - idea o símbolo básico común que expresa un contenido de la psiquis que está más allá de la razón -, y que en el caso de los políticos y la elite del Perú, hace que sea difícil dejar de lado las actitudes agresivas hacia Chile. La clase gobernante peruana aparenta tener loables propósitos, pero a la larga afloran sus resquemores.

Luego del fallo de la Corte Internacional de La Haya, las autoridades chilenas están convencidas que ya no quedan reclamaciones o litigios pendientes pues la Corte habría zanjado el tema de la delimitación marítima y, por ende, también el asunto de la frontera terrestre que nace en el paralelo que atraviesa por el Hito 1. Sin embargo, Perú tiene otra opinión e insiste en que la frontera terrestre se origina desde el punto Concordia, ubicado unos 267 metros por la costa al sur de este Hito, lo cual significa que hay aproximadamente 37.600 metros cuadrados que están ahora en disputa. Una nueva controversia que los políticos peruanos tratarán de mantener viva.

Pero, resulta que por fortuna - y digo "fortuna" porque con esta Corte nunca se sabe qué sentencia errática va a emitir -, los estrategas peruanos no recuperaron una porción del denominado Mar de Grau frente a las costas de Arica, que era uno de sus objetivos principales (es decir, obtener soberanía sobre un trozo del mar territorial chileno).

Porque, el pueblo peruano es pacífico, inteligente y amistoso. Lo vemos y palpamos a diario entre los ciudadanos de esa nación que residen en Chile, y que realizan un tremendo aporte cultural y laboral a nuestro país. Este no es el problema al que hago referencia acá; todo lo contrario, la presencia de los peruanos debería ser un puente para intentar mitigar aquellas actitudes hacia Chile que afloran entre los gobernantes, militares y la elite del Perú. Es necesario que los líderes de opinión y los chilenos en general, tomemos debida nota de esta situación y no sólo le demos la bienvenida a los inmigrantes peruanos, sino que también pongamos nuestros mejores esfuerzos para transformarlos en unos destacados "embajadores de buena voluntad", de cara a la política bilateral del Perú.

Economista Universidad de Columbia, EE.UU.