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"Nebraska": una travesía entrañable

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La decisión de los distribuidores chilenos de no estrenar "Nebraska", la última película de Alexander Payne ("Entre Copas"), nos privará de apreciar en salas uno de los títulos más interesantes en pasar por los Oscar. Una pequeña road movie que, en medio de ese festín de vanidades que tiene lugar cada año en el corazón de Hollywood, estaba destinada a retirarse con las manos vacías, aunque haya acumulado seis nominaciones.

Pero seguramente Payne lo sabía desde que concibió su obra más íntima hasta la fecha, rodada en su tierra natal (Nebraska) en blanco y negro, con pocos pesos y la ausencia de grandes estrellas. No es que Bruce Dern no sea un artista reconocido, pero ha pasado los últimos años encargándose de papeles secundarios o protagónicos en películas menores. Aquí emerge del olvido -en gloria y majestad-, dejando de lado las muletillas actorales para fusionarse perfectamente con el resto del elenco -principalmente lugareños sin experiencia frente a las cámaras- en beneficio de un realismo y una naturalidad que se agradecen.

Como en "Las confesiones del Señor Schmidt", Alexander Payne vuelve a tejer humor con temas que otro realizador abordaría con seriedad y solemnidad, como son la tercera edad y el deterioro.

A diferencia del lúcido personaje de Jack Nicholson en "Las confesiones..." , Woody Grant (Dern) pareciera no entender muy bien lo que ocurre a su alrededor y, para peor, ha salido de su casa a cobrar un premio que el espectador sabe que se trata de una estafa desde el comienzo.

Su hijo David (Will Grant, de "Saturday Night Live") tratará de detenerlo hasta que entenderá la importancia de ayudarlo -léase acompañarlo y fingir- en la recta final de su existencia.

"Nebraska" se convierte así en una entrañable road movie; una radiografía al amor padre-hijo que, gracias al humor, esquiva toda sensiblería.

La cinta es también un paseo por la Norteamérica profunda -esa que ha obsesionado a muchos, desde la Generación Beat hasta fotógrafos como William Eggleston- donde se corre el rumor que Woody se ha vuelto millonario. Así, los viajeros tendrán un nuevo obstáculo: el oportunismo de sus familiares y conocidos.

Con "Nebraska", Alexander Payne vuelve a hacer lo que mejor sabe: aproximarse a la soledad -su tema predilecto- con una nostalgia que no pierde fuerza en el contacto con la comedia.