Seguridad en el transporte escolar
Así como otros servicios de transporte son fiscalizados permanentemente, debiera ocurrir lo mismo con los furgones.
Muchos conductores del transporte escolar se esfuerzan por cumplir las tareas, pero siempre hay un grupo que se niega a cumplir con las normativas vigentes.
Un servicio tan relevante como el transporte escolar no puede pasar por la indiferencia de los usuarios, más si se considera que son nuestros hijos menores quienes utilizan estos vehículos. En Calama hay cerca de 210 furgones que entregan este servicio pero sólo 90 decidieron ir el fin de semana a la certificación de vehículos del transporte escolar.
Una situación lamentable, tanto por parte de los transportistas que no acudieron a la evaluación que realiza la Seremi de Transporte, Carabineros y la Asociación Gremial de Transporte Escolar, porque demuestra que no hay disposición para cumplir con las condiciones que deben tener los furgones para trasladar alumnos desde su hogar hasta el colegio y viceversa.
Lamentable también por el escaso interés de los padres por acudir a esta invitación para evaluar las máquinas que prestan servicio para sus propios hijos e interiorizarse así de los requisitos que deben cumplir para ofrecer bienestar y seguridad.
Estos vehículos tienen como exigencia numerosas medidas que deben cumplir para hacer seguro el viaje de los estudiantes, y para ello los padres deben enterarse de que se esté cumpliendo con la ley.
Definición de la capacidad máxima del vehículo, asientos hacia el frente con buen respaldo, uso de cinturón de seguridad para vehículos del 2007 en adelante, un tiempo de viaje no superior a una hora y si el conductor está habilitado para trabajar con niños, son algunos aspectos a considerar al momento de contratar el traslado.
En definitiva, todo redunda en un buen servicio que permita a los estudiantes viajar tranquilos, no exponerse a riesgos y que realmente el desplazarse en estos vehículos sea un bienestar y no una tortura.
Habrá que seguir con la tarea de fiscalizar a los furgones escolares, y sobre todo que sus conductores sean las personas más idóneas y no un peligro al volante, más si se considera el valor de cada vida que transportan a diario y cuyos padres esperan ansiosos en su hogar.