135 años: De Oasis a Campamento
Tenemos todo para ser ciudad moderna, desarrollada y sustentable. Sólo nos falta convencernos.
Calama se apronta a celebrar un aniversario más de vida. En realidad lo correcto es referirse a una conmemoración: La batalla de Topater, aquel 23 de marzo de 1879, cuando se enfrentaron en armas soldados bolivianos y chilenos por el control del centro estratégico del desierto, también denominado Oasis de Calama.
En ese entonces, y algunas décadas después, Calama fue un vergel. Un tambo para caravanas que desde el altiplano y la costa hacían una parada para descansar, abastecerse y compartir con otros, en un polo logístico del desierto rodeado de agua y abundante productos agrícolas (hoy en día malamente llamados "biológicos" u "orgánicos"). Luego, la zona de servicios de Calama fue ideal para preparar los abastecimientos a las instalaciones asociadas al salitre y posteriormente los servicios para la naciente industria del cobre.
Recuerdo aquellos años en que ir al río era un panorama para la recreación y goce. Los múltiples asados familiares, las "pichangas" improvisadas con desconocidos, el pastel de choclo calameño, los paseos a caballo y niños jugando en las aguas del río en Yalquincha, Topater y La Cascada.
El Oasis alcanzaba para todo y se respiraba alegría, mientras se incrementaba la actividad comercial, se configuraba un centro cívico y nuevos barrios aparecían en distintas zonas de Calama… comenzando a ser una ciudad.
Hoy la realidad es muy distinta. La alta actividad económica es visible en aquellas bolsas voladoras; flujos vehiculares que excedieron la capacidad vial; y la demanda por vivienda que supera la oferta y que empuja a segundos pisos improvisados y departamentos nuevos con valores en la nubes que se venden como "inversión" y no como hogares.
¿Qué nos pasó? En algún momento debimos tener una ciudad pero pasamos directamente de Oasis a algo así como un gran campamento minero sin arraigo y con visitantes de lunes a jueves. ¿Celebramos una ciudad que nunca fue fundada? o ¿conmemoramos el fin de un oasis de alegría? ¿Es tan difícil mantener un equilibrio? Tenemos todo para ser ciudad moderna, desarrollada y sustentable. Sólo nos falta convencernos. Después celebramos.