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Educación y consumo

Nos preocupa especialmente la formación de ciudadanos responsables e informados.

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La misión que tiene el Sernac, aparte de informar y proteger, es la de educar a los consumidores de nuestro país.

Si bien los resultados de esta tarea no son tan visibles, como puede ser una compensación económica lograda a través de una mediación colectiva o un juicio; si son muy importantes, pues gracias a ello se puede contar con consumidores más informados de sus derechos y que manejen herramientas que le permitan tomar mejores decisiones de consumo.

Como institución nos preocupa especialmente la formación de ciudadanos responsables e informados en temas como el endeudamiento, cómo organizar el presupuesto familiar y hacer un uso responsable del dinero.

Pero sobre todo creemos que parte de esta labor se puede y debe iniciar desde las primeras etapas de la vida escolar, enseñando a nuestros niños y niñas a ser consumidores responsables, sustentables, sostenibles.

Son ellos quienes tendrán que enfrentar un mundo donde las finanzas se tornan cada vez más complejas. Son ellos quienes deben tener la oportunidad que muchos de sus padres no tuvieron: poder comprender debidamente lo que firman, las deudas que contraen, los compromisos que adoptan y, sobre todo, los riesgos financieros a los que se exponen.

En este contexto, como Sernac hemos venidos desarrollando diversas iniciativas para fomentar la educación para el consumo, como por ejemplo, elaborando videos y juegos educativos dirigidas a los niños y que incluyen diversas temáticas de consumo, como ejemplo, el valor del ahorro, consumo seguro, qué hacer si un producto sale malo, entre otras.

Asimismo, el Sernac mantiene un convenio con el Consejo Nacional de Televisión, el cual nos permite, a través de Novasur, llegar a cerca de 3.500 colegios a lo largo de todo el país con diferentes series audiovisuales educativas.

También podemos mencionar el programa de Educación Financiera que comenzó el año 2013, en la cual participaron 70 establecimientos a nivel nacional.

Larga espera del seccional Topáter

Esta zona es la solución para seguir proyectando la ciudad de Calama sin seguir dañando el valle.

Han pasado onces años desde que surgiera este proyecto. Un sector ya está urbanizado desde el 2009, pero aún no es posible materializar las viviendas en este seccional.

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Lamentable que a más de once años de planificar el seccional Topáter que sería la salida para el déficit habitacional de Calama, principalmente para la clase media, el proyecto esté detenido por trabas burocráticas, por la falta de acuerdo en los cobros de los terrenos y por algunos reclamos de comunidades indígenas que argumentan que un paño correspondería a un sitio sagrado.

En el lugar hay un gran sector que está urbanizado, pero como un sitio fantasma, sólo el viento corre por sobre calzadas y grifos abandonados en medio del desierto.

En todos estos años, ninguna autoridad ha sido capaz de desenredar este conflicto de interés entre diversos servicios públicos para poder dar luz verde al proyecto. Ningún parlamentario ha sido capaz de fiscalizar para dar una salida a este problema.

Una de los primeras dificultades sería el alto costo de los lotes de terreno que habría hecho a las inmobiliarias desistir de construir en esta zona.

Se proyectaba que en ese sector ya debieran estar construidas quince mil viviendas, pero no hay ninguna.

También se proyectaban otras áreas, como comerciales, deportivas, educativas, entre otras, pero tampoco no hay nada.

En el seccional Topáter está la respuesta para dar cabida a unos 30 mil hogares en los próximos años, pero se requiere que Bienes Nacionales, el Serviu y otros organismos del Estado resuelvan los inconvenientes que tienen detenido este plan urbanístico, donde una parte ya se encuentra urbanizada.

Se espera que con un decreto firmado el 30 de enero último y que obligaría a Bienes Nacionales a entregar estos terrenos gratuitamente al Serviu, pueda destrabar el plan de construir cientos de viviendas en este lugar.

Es de esperar que no tengan que pasar otros once años para poder materializar este proyecto que ya está documentado, trazado y que sólo falta su materialización con el levantamiento de viviendas y otros servicios que permitirán a Calama crecer sin seguir dañando su valle.