Habitantes de Iquique y Arica sufren estrés por terremotos
Una enorme preocupación existía ayer entre los habitantes de Iquique y Arica, por las continuas y fuertes réplicas que han afectado a la zona norte del país. La situación generaba un fuerte estrés entre las personas, por el temor a nuevos sismos.
En ambas ciudades, miles de habitantes han debido pernoctar a la intemperie tras las evacuaciones o se han allegado en casas de cercanos, pues viven junto al mar.
Carolina Parra, técnico en párvulos y que tiene su casa en Iquique entre las calles Libertad con Arturo Fernández (a cuatro cuadras del mar), expresó que "esta situación es terrible. Dormimos en la calle, por si se cae algo en la casa, acá es más seguro. Con las alarmas de tsunami hemos tenido que arrancar varias veces y no hemos podido descansar".
A eso se suma la falta de suministros como la luz y el agua, que con cada movimiento telúrico presentan problemas. Las empresas distribuidoras de electricidad de Arica e Iquique, Emelari y Eliqsa, respectivamente, informaron que a causa de las réplicas hubo interrupciones de los servicios eléctricos, pero que a pesar de eso, el 72% de clientes ya estaba con el suministro eléctrico.
Eric Araya, vendedor de Zona Franca expresó que si bien él ha sufrido tantas complicaciones, sus padres sí están afectados. "Hemos estado durmiendo en la casa de los suegros de mi hermano, que está en zona de seguridad. Todos con sobresaltos y con el miedo de que algo pase a nuestra casa, que está en la zona de inundación y queda sola por muchas horas y no sabemos cómo está con cada temblor", indicó Araya.
En Arica la situación es similar. Marioli Bueno, quien vive en zonas de seguridad, no puede conciliar el sueño de noche. "Hay movimiento a cada rato. No sabemos si va a venir algo grande o no, así que dormir profundamente no es una opción. Mis papás viven en zona segura también, pero son viejitos y están medio enfermos, por cualquier cosa hay que ir en su ayuda".
Para el sicólogo de la Universidad Autónoma Víctor Cabrera, lo que sucede en el norte es una situación que genera mucho estrés entre los que viven la situación.
"Las personas no están sistemáticamente en estado de alerta, pero en estas situaciones, ante la probabilidad de un sismo de mayor intensidad, se produce este efecto", indicó el especialista.
Cabrera recalcó que las situaciones que producen un mayor temor en la población se relacionan también con las medidas que se adoptan tras los sismos más fuertes, que obligaron a realizar dos evacuaciones ante el riesgo de tsunami, en una especie de efecto como en el cuento "Pedrito y el lobo".
Casi de manera inmediata los habitantes de Arica e Iquique comenzaron a subir a los cerros tras el primer sismo de 6,6 grados Richter que se registró a las 23.00 del miércoles, y que tuvo un epicentro en el mar, a 58 kilómetros de Alto Hospicio. Muchas de las personas ya estaban preparadas para la eventualidad, y tenían a mano carpas y mochilas. A las 23.43, tras el terremoto de 7,6 grados, el flujo de personas hacia las zonas altas aumentó, mientras de decretaba la alerta de tsunami. Al igual que martes, muchos de los que evacuaban lo hacían en automóviles, a pesar de las instrucciones en sentido contrario.