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Competencias parentales

Tenemos la misión de mantener el control frente a alarmas en beneficio de futuras generaciones

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Debido a los últimos acontecimientos de alarma pública me gustaría recordar este gran concepto de competencias parentales el cual muchas veces es pasado por alto. Los padres son modelos en todo momento y es cierto que todos reaccionamos de diferente forma ante los abatimientos de la vida, pero se debe tomar en cuenta que como tomemos estas dificultades será cómo los hijos aprenderán a afrontarlas.

La definición de competencias parentales se refiere a las capacidades prácticas que tienen los padres para cuidar, proteger y educar a los hijos, ayudándolos a desarrollarse integralmente, es muy común el dicho que nadie nos enseña a ser padres, pero tomando en cuenta el aprendizaje por medio de modelos, nosotros seguimos los modelos que nos dieron nuestros padres y nuestros hijos lo más probable que sigan nuestro modelo en la crianza de sus hijos.

Los referentes más próximos que tendremos a la hora de educar a los hijos será el de nuestros propios padres, cometiendo quizás los mismos errores que cometieron con nosotros a la hora de educar. El país debiera invertir más en prevención de conflictos en el círculo familiar. La evaluación y educación de estas competencias parentales sería de gran ayuda para la sociedad, entregándoles herramientas a los padres para afrontar por ejemplo dificultades tan latentes como las que estamos viviendo ahora, que les ayudarán a los padres a no traspasar la alarma y ansiedad generalizada que se está viviendo, ayudando a fomentar la salud mental en los niños. No debemos traspasar la alarma y ansiedad sino que la prevención y el mantenerse alerta, inculcando el valor de la unidad familiar y de la prevención tratando de restarle importancia a las cosas materiales las cuales van y vienen.

Los niños y adolescentes muchas veces no cuentan con las herramientas necesarias para afrontar catástrofes por lo que nosotros tendremos que enseñarles por medio del ejemplo, restándole importancia a mensajes infundados pero siempre manteniéndose en un estado preventivo, en el que cada miembro tenga tareas asignadas y todos como equipo puedan apoyarse.

Sin solución precio de los combustibles

Hay que analizar en profundidad el impuesto específico y el sistema de protección al contribuyente.

Así como existen muchos mitos con el impuesto que pagamos por las bencinas, también hay que considerar que este gravamen no se aplica en forma equititativa entre consumidores.

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El valor de los combustibles oscila cada semana de acuerdo al comportamiento de los mercados internacionales, principalmente del golfo de México, lo que sumado al Impuesto Específico de los Combustibles, IEC, siempre tienen en jaque a los conductores, principalmente particulares, colectivos y servicios menores.

Aunque en las últimas dos semanas los combustibles acumularon una disminución de 43 pesos la próxima semana se estima de un alza de cinco pesos. Esto genera incertidumbre en la población y sobre todo descontento, porque la ley no es pareja para todos. Los grandes gremios del transporte y empresas que tienen gran consumo de combustible, finalmente recuperan este impuesto. No así los consumidores menores.

Este gravamen existe desde el año 1947 y se readecuó en 1985 tras una fuerte caída del crudo en un 40%, mejorándose la base del impuesto en abril de 1986, más otras modificaciones en años posteriores.

En definitiva ha sido un impuesto trascendente para el arca estatal.

Pese a todas las amenazas de quitarlo, readecuarlo o hacerlo masivo para todos, no se ha logrado llevar adelante ningún proyecto de ley en el Congreso.

Con el pasar de los años, es necesario revisar tanto el sistema de impuestos específico, como el Sistema de Protección al Contribuyente, SIPCO, que no parece funcionar como fue el espíritu de esta ley cuando se puso en vigencia en marzo del 2011.

Habrá que buscar fórmulas más perfectas y justas para disminuir el impacto que tienen las subidas del precio de los combustibles en la vida de las empresas y las personas.

Uno de los planteamientos más razonables a este problema, sería que todos pagaran este impuesto y de esta manera se lograría bajar de unos 320 pesos aproximados que se paga actualmente a 71 pesos por litro, porque objetivamente ningún gobierno ha tenido la intención de eliminarlo, pero sí de buscar alternativas para proteger más a los consumidores. Es de esperar que surja un método más justo.