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Dar un buen uso a las redes sociales

Las falsas alarmas y anuncios que generan pánico en la comunidad debieran ser sancionados.

No resulta agradable en medio de una tragedia como un terremoto andar utilizando las redes sociales para romper el gran esfuerzo que hacer la comunidad para volver a la calma.

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Las redes sociales y tecnologías de mensajes han demostrado prestar diversas utilidades en todo el mundo, como ocurrió con los WhatsApp durante el terremoto del norte, siendo una de las pocas redes que funcionaron masivamente junto al Facebook, no así los MSM o señales de telefonía. Pero al mismo tiempo estas mismas se convierten en fuentes de rumores, falsas alarmas o para filtrar la vida íntima y privada de las personas, entre otras.

Así está ocurriendo con algunas informaciones sin fundamentos que corren por la web y que causan impacto y temor en la población.

Pese a la confirmación de que el tranque Talabre y el embalse Conchi fueron inspeccionados y que fuentes responsables manifestaron que pueden soportar terremotos de alta magnitud, la población ha seguido poniendo en duda la información y manifestando que ante un fuerte sismo están en riesgo de romperse, con el único fin de generar alarma.

De allí que nos parece acertada la medida de la Gobernación de perseguir a quienes siembren falsas alarmas, como ya ocurrió con un WhatsApp que circuló la semana pasada anunciando un megasismo para un día determinado, y que la población se prepara comprando lo más necesario. Esto produjo pánico y provocó que los supermercados de casi todo el norte quedaran desabastecidos en un par de horas y se repletaran las bencineras.

Al mismo tiempo la población debe tomar los resguardos y no hacer ciento por ciento creíble noticias que se difundan anónimamente en el Facebook, Twitter y otras redes que no tienen manera de efectuar una comprobación.

Al mismo tiempo el llamado es principalmente para los jóvenes, para dar un buen uso a estas redes y no dar un uso indebido, porque al final terminarán perdiendo su credibilidad y su buen uso.

En tanto las autoridades deben estar atentas para perseguir a quienes generen falsas alarmas, como ya ocurrió con un mensaje en las redes sociales.

Aprovechemos estas herramientas para poder comunicarnos más rápido y para buenas causas.

Una mano ayuda a la otra

La integración es realizable por la obligación de devolver lo que se ha recibido.

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La emergencia que en estos días recorre la vida de los aymaras de Cuya, de las familias de Huara y de Arica, de los trabajadores de La Tortuga en Alto Hospicio, de los pescadores de la Caleta Riquelme, de los vecinos en luto de Puchuldisas y del Cerro Chipana en Iquique, ha permitido que conozcamos sus lazos comunitarios. Por ejemplo, los pobladores del Valle de Codpa sacaron sus chuzos, sus mejores humores y empezaron a despejar el camino para que el tránsito de víveres, agua y personas sea posible.

Así, la vitalidad de las comunidades vuelve a manifestarse. A esta altura, la relevancia de las comunidades debería ser materia de enseñanza en los sistemas educacionales de todo nivel.

A continuación, dos dimensiones que organizan la cátedra. La primera, tanto en el norte (2014) como en el sur (2010), las personas habitan una moral y una ética social que deslegitima a quienes han visto en la emergencia la oportunidad para hacer negocio, o a los que han ocupado los medios de comunicación más novedosos para ofrecer, desde un autoatribuido saber experto, explicaciones sobre una naturaleza humana iluminada por la mano invisible del mercado, y que sería la causante de que sea lógico y normal identificar oportunidades de lucro en todo tiempo y en todo lugar.

La segunda dimensión: en el sur y en el norte se ha confirmado que los pobladores respetan la propiedad privada aun en la emergencia. Pero lo relevante es lo siguiente, cuando la comunidad conversa y dialoga sobre sus problemas, se genera un conocimiento que funciona como un recurso, porque se puede utilizar como fuerza social efectiva para poner en funcionamiento los artefactos que son propiedad privada (palas, picotas, arados, hiladoras, sogas, motores, llamas, caballos, bueyes) para producir bienes (lanchas, siembras, mover rocas del camino, hacer pan) y servicios (acompañarse en la emergencia, campamentos, hacer la guardia, ferias, avisar que todos están bien o llamar por teléfono a la prensa) que serán apropiados colectivamente.

Concluimos lo siguiente, la sabiduría popular seguirá vigente, porque expresa un axioma: "Hoy por ti, mañana por mí".