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El regreso del Príncipe Púrpura

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Prince, el hijo más rítmico de Minneapolis, ha vuelto a la música con sus 158 centímetros de genialidad, un afro muy setentero y la guitarra a cuestas. Tras 18 años de relaciones rotas, y muy dañadas, ha vuelto a pactar con el sello discográfico Warner un nuevo disco. En mitad de sus cincuenta años luce impecable, envejecido en púrpura y magnetismo.

A muchos les parecía imposible que las relaciones entre Warner y Prince se recompusieran, sobre todo por la virulencia que habían alcanzado los ataques que el músico lanzaba sobre el sello,a quien acusó en 1993 de querer controlarlo financiera y artísticamente. Incluso se presentó en tribunales con la palabra "esclavo" escrita en su mejilla y decidió cambiar su nombre por un símbolo impronunciable para emanciparse del control de Warner.

El pasado viernes 18 de abril de este año todo se encaminó bien y un nuevo contrato señaló que Warner le cedería todos los derechos de sus grabaciones master, así como de sus mayores hits. A la vez, el pacto concede a Warner una licencia global sobre todos los álbumes de Prince desde 1978 a los noventa.

Para recomponer totalmente la amistad, Prince y Warner preparan una edición aniversario de lujo y digitalmente remasterizada de "Purple Rain", disco señero lanzado en 1984 que incluye, cómo no, material inédito y nunca escuchado.

El músico también adelantó que acordaron el lanzamiento de un nuevo álbum de estudio que sería el que ya anunciaba en febrero bajo el complicado nombre de "Plectrumelectrum". Por su parte, la compañía discográfica se manifestó encantada de volver a trabajar con Prince, "una de las más grandes estrellas mundiales, un talento verdaderamente único", como señalaron. Como adelanto de este futuro disco, lanzó el single "The Breakdown", una balada redonda y pulcra con teclados y ese falsete susurrante que ya es marca registrada.

La movida se cruza con un lanzamiento hecho por el sello Sony, que anunció para este 13 de mayo el álbum con "versiones contemporáneas" de canciones de Michael Jackson.El disco se llamará "XSCAPE", producido por un puñado de iluminados, entre ellos Timbaland. Una vez más, Prince y Michel Jackson enfrentados y compitiendo.

Languidecía en Minneapolis el músico a sus 17 años y se lamentaba de no vivir en ciudades con industria discográfica potente, como Nueva York o Los Angeles. Creció en el borde de lo negro y lo blanco, en una ciudad con una radio hecha para blancos que tocaba country y una radio para negros con música que lo aburría, según confiesa.

Finalmente, consiguió el éxito a los veinte años, mediante un contrato con Warner, claro está.Así su popularidad fue en rápido ascenso, con la misma gracia de los saltitos de pony sexy que daba en escena.

Ante las audiencias ochenteras, formadas en plena era Reagan con su puritanismo de viejo cuño, el pecho lampiño y el asomo de bigote de Prince proyectaba una sexualidad que nadie hasta entonces ostentó. Provocativo, con ojos maquillados y flanqueado por esculturales mujeres, Prince fue el revival de la locura de Little Richard, las piruetas de James Brown y lo prodigioso de Hendrix. Todo, con mucho funk.

Músico y compositor por sobre todas las caretas que pueden llegar a identificarlo, Prince alcanzó con su inquietud y destreza las amplias orillas de la música: navega por el jazz, palpita en el funk y redescubre el rock y otras fusiones con lo latino y lo anglo. El talentoso artista ha compuesto y escrito canciones para Sheena Easton, Kenny Rogers, The Bangles y Sinead O'Connor.