La justicia de Estados Unidos anunció ayer que se querellará contra cinco agentes militares chinos por ciberespionaje de empresas estadounidenses con el fin de obtener secretos comerciales.
Los cargos penales anunciados por Estados Unidos no tendría precedentes y representan un punto significativo de una vieja meta del gobierno del presidente Barack Obama de llevar ante la justicia a los responsables de amenazas cibernéticas patrocinadas por otros estados.
De acuerdo con la acusación formal, los hackers espiaron a empresas estadounidenses dedicadas a la energía nuclear, los metales y la energía solar. Fueron acusados de robar secretos comerciales y espionaje económico.
Según informó el secretario de Justicia estadounidense Eric Holder las empresas víctimas de los ataques fueron Alcoa World Alumina, Westinghouse Electric Co., Allegheny Technologies, U.S. Steel Corp., United Steelworkers Union y SolarWorld.
Bob Anderson, subdirector ejecutivo de la rama del FBI contra ciberdelitos, manifestó que pese a que hasta ahora no había sido lo acostumbrado, este tipo de acciones formarán parte de modus operandi norteamericano. 'Este es el nuevo estándar', aseguró Anderson y agregó que 'esto es lo que se verá en forma recurrente'.
Y la respuesta desde China no tardó en llegar. El gigante asiático aseguró que ellos mismos han sido víctimas de los ataques de hackers y que las fuerzas militares chinas son uno de los mayores objetivos de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) y el Comando Cibernético norteamericano.
'Tenemos la esperanza de que el gobierno chino respetará nuestro sistema de justicia penal', dijo Eric Holder. Sin embargo la situación ha tensionado las relaciones entre Estados Unidos y China.
En marzo, el secretario de defensa de EE.UU., Chuck Hagel, reveló que el Pentágono planea triplicar su personal de seguridad cibernética.