Una operación de apendicitis que termina con la ayuda de una linterna, parece un cuadro de ficción, sin embargo desnuda la frágil realidad de la atención del Hospital 'Carlos Cisternas'. Una realidad que las autoridades no podemos ocultar y que, al contrario, debemos enfrentar con valentía y buscar con diligencia mecanismos efectivos de solución para la salud de la población loína.
Si bien, es un tema sensible y que nos duele a todos, rescato la madurez con que la Mesa Comunal de Salud en conjunto con el Gabinete Regional, encabezado por el Intendente, ha convenido las formas para resolver el problema, facilitando que allí confluyan todas las miradas: gobierno regional, provincial, municipio, secretarios regionales ministeriales, consejeros regionales, concejo municipal, profesionales de la salud y miembros de la asamblea ciudadana.
Valoro de sobremanera, las posturas del Movimiento Ciudadano, así como la Red de Mujeres de El Loa, permanentemente preocupados de nuestras carencias en salud, pero que también validan los esfuerzos que estamos haciendo para revertir esta condición crítica.
Tenemos un hospital nuevo a medio a construir y el único en que hoy se atienden las familias loínas -'Carlos Cisternas'-, prácticamente, como un enfermo terminal.
De esa forma, la emergencia nos mostró que no todo lo que brilla es cobre, por eso ojalá prosperen las gestiones para que el Hospital del Cobre sea un prestador de Fonasa y rompamos esa barrera que nos pone en veredas opuestas, en consecuencia que todos respiramos el mismo aire.
En tanto, la Mesa Comunal de Salud trabaja con las herramientas que dispone para mejorar la atención a sus usuarios. Es decir, voluntad política y recursos para fortalecer las condiciones del viejo hospital, sin desatender al proceso que afecta al nuevo recinto.
Confío de tal manera en este trabajo mancomunado, que comparto la declaración del intendente Volta, en el sentido que, todo lo que venga de aquí en adelante, será mucho mejor de lo que tenemos hoy, para que ese poblador de Socaire, no nos sorprenda más con una linterna en el quirófano, sino con una infraestructura a la altura que corresponde a la dignidad de su persona.