Mick Jagger, las siete vidas de un chico malo
el camino de Jagger -según su manager, Andrew Oldham- era abandonar al estudiante de economía tímido y con una pasión nerd por el blues y convertirse en un 'rock and roll animal'.
música. ¿Cómo un rockero de setenta años es capaz de dejar atrás a nueve primeros ministros, nueve presidentes y a varias generaciones de esposas, amantes y managers? Una nueva biografía describe la odisea.
EFE/ JOERG CARSTENS
La primera vez que el experimentado periodista y biógrafo rock Philip Norman se encontró con Mick Jagger fue en 1965, en el pueblito nortino de Stockton-on-Tees, Inglaterra. Fue meses antes de darle el primer golpe a The Beatles, con el éxito global de '(I can't get no) Satisfaction'. El entonces casi-famoso cantante, le respondía en piloto automático, mientras intentaba -al mismo tiempo- seducir a una fan.
En 1982 volverían a encontrarse y el cantante iba a cantar ante 80 mil personas en Orlando. Jagger le respondía trotando en la máquina de ejercicios que había pedido en su camarín. Tenía que correr y saltar durante dos horas y esta era su forma de calentamiento. 'Leí tu biografía de los Beatles', le dijo en referencia a 'Shout' (1981), una de las investigaciones más célebres sobre los de Liverpool. 'Pero te equivocaste en un dato sobre Allen Klein'.
A Norman -que también le dedicaría un libro a Lennon- le sorprendería que Jagger, famoso por asegurar que no recordaba 'nada de nada' sobre los hitos de su carrera, estuviera tan pendiente de corregir informaciones sobre el hombre que fue el responsable del dinero tanto de los Beatles como de los Rolling Stones.
La anécdota, si bien no es precisamente desopilante, resume perfecto los tres ejes de 'Mick Jagger', un libro de 600 documentadísimas páginas editado por Anagrama: el ascenso a la fama, desde los extramuros ingleses a los estadios norteamericanos, su competencia con los Beatles y el dinero. Un dato clave: Jagger no autorizó el libro y tampoco -por lo que el autor sabe- lo ha leído.
Para el biógrafo, que entrevistó desde Keith Richards a Eric Clapton, si en John Lennon todo era verdad, incluso los detalles más delirantes, en Jagger, 'todo es falso, como un acto de contrabando, aunque lo bueno es que es tan interesante lo falso como lo genuino'.
De hecho, demuestra como su facha de chico malo es una ficción ideada por el veinteañero manager Andrew Oldham, quien creía que The Beatles le gustaba sospechosamente a demasiados padres y abuelos. Entonces, el camino para Jagger era abandonar -al menos en el escenario- al estudiante de Economía tímido y con una pasión nerd por el blues y convertirse a un rock and roll animal. 'Si vas de malo te harás rico, y le hizo caso'.
Sin embargo, a simple vista, Mick Jagger parece una estrella de rock infinitamente más fácil de comprender que, digamos, John Lennon o Kurt Cobain. Saludable, distante y estable. Nada de declaraciones incendiarias, depresiones ni fotos polémicas. Incluso cuando su novia de hace 13 años, L'Wren Scott se suicidó en marzo pasado, el cantante suspendió un par de fechas de su gira para vivir un duelo breve. Y luego volvió a la carretera a cantarle a las chicas, el sexo y la alegría de estar vivo.
Lo interesante de 'Mick Jagger' es que el libro no intenta demostrar lo contrario a la esencia del cantante. Sino profundizar los mecanismos que convirtieron sus defectos -timidez, voz tosca, poca pericia instrumental y compositiva, labios demasiado grandes- en virtudes .
También se relatan experiencias con drogas como el memorable montaje de la CIA que, con un agente disfrazado de dealer, intentó impedirle las giras a Estados Unidos y las relaciones con Marianne Faithfull, Bianca Jagger, Jerry Hall y Carla Bruni, que fueron más convencionales -y divertidas- de lo que parece.
Con Bianca participaron en 1978 en el delirante falso documental 'All you need is cash' hecho por gente de Monthy Phyton y Saturday Nigh Live, que ridiculizaba a The Beatles. El mismo George Harrison actuaba de periodista y Bianca de novia del que parodiaba a Paul Mc Cartney. Jagger era entrevistado y opinaba que el grupo -The Rutles- eran horrible, pero 'se llevaban a todas las chicas'.
Aunque el libro demuestra que hubo fiestas y colaboraciones mutuas con la banda -como el modernísimo pero olvidado single 'We love you' (1967), donde Lennon y Mc Cartney hacían coros-, ellos siempre funcionaron en función de los Beatles. Lo triste es que estos últimos estaban más pendientes de los Beach Boys o The Who.
Pero Jagger, calculador y con buen ojo para los negocios, siguió con su plan de convertirse en su doble opuesto. Escribe Norman que 'Los Stones, que en principio parecían el más inestable de los grupos, han seguido en activo primero de década en década y luego de siglo en siglo (...) dejando atrás a generaciones de esposas y amantes y a dos managers, y a nueve primeros ministros británicos -y el mismo número de presidentes norteamericanos-, siempre inasequibles a las modas musicales, las políticas de género y los cambios de hábitos y costumbres. Son ya sexagenarios pero, no se sabe cómo, conservan aún la sulfurosa aura de pecado y rebeldía de sus veinte años'.