Un largo historial ha tenido el tema del traslado de la cárcel de Calama a un lugar más apropiado y que signifique no sólo sacar fuera un recinto por los riesgos que puede significar un motín o una rebelión, sino que también para poder darles más dignidad a los presos que hoy viven un grave hacinamiento.
De allí que la entrega de un terreno en la ruta a San Pedro de Atacama y del proyecto al Ministerio de Hacienda, es un paso importante, que otra vez pone más cerca la posibilidad de materializar este traslado, a un recinto de 300 hectáreas y no de menos de 5 mil metros cuadrados como ocurre en la actualidad.
Recordemos que tiempo atrás también se vivió una instancia parecida cuando se anunció la nueva cárcel en la zona de Chiu Chiu, pero al final nunca hubo avances.
El ministro de Justicia, José Antonio Gómez, quien conoció la zona cuando fue senador por la región, se comprometió a seguir y materializar este proyecto para la provincia del Loa.
Es un viejo anhelo que traerá varios beneficios. El primero, sacar la cárcel prácticamente del centro de la ciudad. Un edificio antiguo que no reúne las condiciones para el alto número de internos, y que se convierte en un peligro por el riesgo de fuga u otros incidentes.
Otro aspecto es terminar con el hacinamiento del lugar, tanto para los internos como para los propios gendarmes que deben custodiar el recinto.
El nuevo penal pondrá fin a todos estos problemas que se arrastran por años, y permitirá además dar un nuevo rostro a este lugar ubicado en avenida Granaderos.
De materializarse este proyecto Calama estará dando otro paso importante en su progreso, y de esta manera seguir avanzando para ser una mejor ciudad.
Es importante que las autoridades regionales, provinciales y locales, junto a los parlamentarios puedan dar un seguimiento a este proyecto y realizar las gestiones suficientes para que pueda materializarse en el plazo que se ha prometido que esté en funcionamiento.