Punto de encuentro para diversas generaciones. Espacio para abuelos, jóvenes, novios y también para ceremonias tradicionales, la Plaza 23 de Marzo aún muestra panorámicas tradicionales de Calama, su gente y también de foráneos que llegan hasta ella para capear el calor, observar el cancino paso del día o para darse un descanso breve.

Pronta a ser remodelada, la Plaza 23 de Marzo aún conserva destellos de su casco original. Ya sin rejas, y con palomas que acompañan la vegetación típica del norte, recibe a sus visitas cobijándolas por minutos, horas, tardes y noches sin negarse a ser conocida, y menos aún disfrutada.

Cual compañera histórica, la Catedral San Juan Bautista la flanquea, le entrega también la visita de cristianos, que la rozan y la sienten tras la misa dominical, los bautizos y las eucaristías que al son de las campanas despiertan el interés de cristianos y fieles que atraviesan la Plaza 23 de Marzo, como paso obligado a la comunión y celebración de los encuentros de creyentes.

Su cierre, por el menos dos años, dará paso a una cara remozada y moderna, que esperará nuevas visitas y nuevos llamados a ocuparla día tras día.