Una de las trabas con las que suelen chocar las demandas sociales calameñas es que gran parte ellas se sustentan en el impacto negativo que provoca la industria minera en el ambiente y en las personas. Contaminación que para el habitante local está presente a simple vista, pero que ha carecido de un estudio acabado que respalde las reparaciones exigidas al poder central.

Hace unos meses el municipio informó que gestiona el financiamiento para dos estudios de la realidad local. Uno que abarcará la calidad del aire y el otro referente al agua y la vida del río Loa. La idea original es financiarla con recursos propios provenientes de los fondos que entregan el casino y las patentes mineras.

En este mismo sentido, el seremi de Medioambiente, Ramón Aréstegui, comentó que fueron solicitados 2 mil 800 millones de pesos al Gobierno Regional para financiar estudios de similares índoles. Son 6 de los cuales 3 son pertinentes a la zona. Se estudiará la realidad de los humedales, los bofedales y la cuenca del río Loa.

Por el lado municipal se espera que los estudios estén licitados a fines de año y que ya en 2015 se puedan conocer algunas conclusiones, las que según la autoridad edilicia no sólo servirán para definir posibles mitigaciones, también para exigirlas en tribunales si así amerita. No olvidar que una anterior acción judicial emprendida por el municipio fue desestimada por la falta de un estudio que avalase lo demandado.

Más allá de las acciones particulares que puedan decidirse es absolutamente necesario que los habitantes de Calama y de la provincia El Loa conozcan la realidad actual del ambiente en que viven y que a la vez facilite la atención de las autoridades centrales. Conocidos los resultados definir si es necesario un plan especial para resolver los problemas de calidad del aire y otros agentes de contaminación. Hasta el momento y de acuerdo a lo que es de dominio público son muchas las cosas que se tienen que hacer para mejorar la calidad de vida de los calameños y para recuperar la condición de oasis, que cedió terreno ante el imponente arrastre de objetivos económicos.

Todos estamos notando que Calama está cambiando, haciéndose más hermosa y atractiva para vivir. Vemos nuevas plazas, templos, colegios, liceos, el mall, supermercados, nuevas poblaciones, veredas, bordes del río. Caminos pavimentados, un sueño de los loínos, que debíamos recorrer y sentir el olor a la tierra caliente a mediodía y esquivar el polvo de los remolinos de viento.

Algunos aún recordamos que desde la Casa de Fuerza se daba y cortaba la luz a ciertas horas y el agua se distribuía en camiones. Hoy existen muchas instalaciones eléctricas, instalaciones de agua, hay recolección de basura y basurales. Años atrás veíamos muy pocas casas con más de un piso; decían que por el río Loa el terreno era muy húmedo y blando. Hoy cada día vemos más edificios y departamentos en altura.

Nuevas canchas se están habilitando en las poblaciones y el Estadio Minero se inaugurará con un nombre que puede ser: el de su impulsor Sr. Meza, del jugador Cornejo, del gran socio Mario Lira , del Dr. Stoppel o quizás con varios apellidos.

Este año el Concejo Municipal aprobó el dinero para realizar mejoras en el mal tenido hospital, esperando que el nuevo se llegue a terminar, para entusiasmar a los médicos y especialistas que quieran venir a atendernos.

Los que alguna vez viajamos en Ladeco años atrás, recordamos un aeródromo pequeño y muy modesto, lejos de la ciudad, en el que había que caminar por la tierra para embarcarse. Hoy es un gran aeropuerto; ensanchado y alargado con un flujo de un millón y medio de pasajeros al año, la mayoría mineros. Gracias a Dios que todavía conservamos los viejos pimientos de la avenida La Paz que nos dan su sombra y las quintas privadas que se están abriendo para deleitarnos con las bondades del oasis calameño.

Agradezcamos a las autoridades, instituciones, Municipalidad, Proloa, Calama Plus Codelco, juntas de vecinos etc., por hacer de esta tierra un mejor lugar para ser feliz.