Se requiere seguir atento a lo que pasa con nuestros estudiantes que están siendo víctimas principalmente de depresión y bullying en Calama. Claramente este tipo de situaciones requieren ser tratadas a la brevedad y no esperar que se escapen de nuestras manos para tomar medidas.

Junto a estos graves problemas circundan otras dificultades sociales que repercuten negativamente hacia los menores.

En la actualidad, se hacen cada vez más periódicos los casos de mala convivencia escolar que en muchos casos termina con estudiantes heridos, o problemas al interior del hogar suscitado generalmente por padres preocupados de trabajar, pero que se olvidan de sus responsabilidades en la crianza de sus hijos. Además el alcoholismo y la drogadicción está penetrando con más fuerza en los estudiantes y causando estragos que se reflejan en la baja motivación para asistir a clases, mal rendimiento y escasa sociabilidad con quienes le rodean.

Frente a estos problemas no podemos permanecer indiferentes, más si vemos que hoy los estudiantes se ven cada vez con menor capacidad de resolver sus conflictos, derivando en depresiones a muy temprana edad.

Debemos extremar nuestros cuidados con los adolescentes que están necesitando mayor atención, sobre todo en una edad de cambios, madurez y sobre todo donde muchas veces crean una imagen errada de cómo es la vida.

El Consejo Consultivo del Adolescente de Calama, ha podido reunir ciertos antecedentes que avalan estas aprehensiones, para de esta manera representar el sentir de los alumnos de nuestra ciudad.

Al mismo tiempo varios establecimientos han emprendido cruzadas con profesionales expertos para ir en ayuda de alumnos adolescentes.

Uno de los problemas que se está agravando son los casos de depresión, y donde más jóvenes de lo que uno conoce, intentan quitarse la vida.

Esta realidad es preocupante y padres juntos a los colegios debiéramos tomar medidas para enfrentar esta situación.

El Evangelio de San Lucas es el "Evangelio del arrepentimiento", por eso no extraña encontrar tres parábolas seguidas que ilustran esta idea: Dios se alegra con los pecadores arrepentidos. Dios el buen Padre, se goza con los hijos que vuelven al hogar. Hay fiesta en los cielos por cada pecador arrepentido.

La historia de esta mujer que pierde su moneda, difiere de la parábola anterior (San Lucas capitulo 15) por un detalle: la oveja se perdió fuera del rebaño; mientras que la moneda se perdió dentro de la casa. Una sana advertencia al pueblo de Dios: no todos los que me dicen Señor entrarán en el Reino de los Cielos (San Mateo 7:21). No todos son escogidos como Hijos de Dios (San Mateo 20:16) Aun los salvos pueden perder su salvación (Apocalipsis 3:5)

La Iglesia no solo debe buscar a los perdidos fuera de ella, sino que también debe cuidar la salvación de sus feligreses, los cuales deben andar en santidad y temor de Dios para ser la Iglesia gloriosa que nuestro Señor Jesucristo vendrá a buscar (Isaías 35: 8; Efesios 5:25-27). En los tiempos que vivimos esto es tan necesario, ya que los hijos e hijas de Dios necesitan mostrar la diferencia con quienes no tienen la nueva vida en Cristo, caso contrario hacemos vana la salvación que El nos heredó (Romanos capítulos 12 al 15; 2 Corintios 7:1; Gálatas 5:16-25; etc)

Nadie es tan insignificante como para que Dios se olvide o no se fije en él. El amor de Dios busca, el amor de Dios valora y devuelve la dignidad al perdido y no solo eso, sino que hace fiesta por este motivo y lo cuenta a todos los que quieran oírlo. Aquello que estaba perdido, hoy es hallado y eso llena de gozo su corazón. Imagine querido lector: usted puede ser parte del gozo de Dios; por usted habrá fiesta en los cielos; usted vale mucho para Dios.

Si Dios nos ve así, entonces hagamos lo mismo con todos nuestros hermanos y hermanas en la fe. Mirémoslos con ojos benignos y devolvamos a cada cual el valor que poseen y que Dios les entregó (Filipenses 2:3).