Los genes tienen comportamientos distintos en edades diferentes Cuanto más vocabulario, menor deterioro cognitivo en la vejez
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El efecto que los genes tienen sobre nuestro cerebro depende de nuestra edad, concluye un estudio realizado por investigadores de la Universidad Médica de Viena (MedUni Vienna).
Ya se sabía que determinadas variaciones genéticas son importantes para el funcionamiento de los circuitos neuronales del cerebro, pero apenas se conocía de qué manera actúan estas variaciones en función de la edad. El presente trabajo ha logrado demostrar que pueden tener incluso efectos opuestos sobre el cerebro, en diferentes momentos de nuestras vidas.
Estudio centrado en un gen de riesgo
El cerebro anterior humano es crucial para la planificación y la acción, actividades estrechamente vinculadas a funciones como la concentración, la atención y la memoria. La dopamina -una sustancia que es un transmisor de los impulsos nerviosos- orquesta en esta región cerebral la actividad de las neuronas, con el fin de garantizar un nivel óptimo de funcionamiento.
Sin embargo, la cantidad de dopamina en el cerebro no es constante durante toda la vida: Aumenta hasta la adolescencia y luego cae, a un nivel mucho más bajo, en el momento en que el individuo alcanza el inicio de la edad adulta.
Cuando esta reducción se produce, en el periodo de transición a la edad adulta, pueden aparecer enfermedades mentales graves como la esquizofrenia, la depresión o el déficit de atención por hiperactividad (TDAH).
La interacción de los genes y las etapas de desarrollo
El equipo de estudio utilizó datos de imágenes obtenidas por resonancia magnética de una gran muestra aleatoria de más de 200 sujetos.
A partir de ellos, analizó la compleja interacción entre las etapas de desarrollo y las variaciones genéticas en este gen COMT, y cómo dichas variaciones afectaban a la red del cerebro anterior en estado de reposo.
Según explica el director de la investigación, Lukas Pezawas, en un comunicado de la Universidad Médica de Viena, los resultados obtenidos de este análisis señalan que "nuestra edad tiene una influencia crucial en los efectos de los genes de riesgo psiquiátricos. Un gen que tiene efectos positivos en la pubertad puede ser nocivo para nosotros en la edad adulta".
"Estos resultados son importantes para entender las condiciones de la aparición de enfermedades como la esquizofrenia, la depresión o el TDAH, que se producen principalmente en el umbral de la edad adulta. Nuestros resultados también muestran que existen diferencias fundamentales en el sistema de la dopamina entre adolescentes y adultos, algo que se debe tener en cuenta en futuros tratamientos", añade Pezawas.
La investigación, en definitiva, pone de relieve el dinamismo de los efectos de los genes en la función cerebral a lo largo de las distintas etapas de la vida. Como curiosidad añadida, en un estudio previo, el gen COMT fue vinculado al altruismo: se comprobó que aquellas personas con un tipo de minúscula variante en dicho gen eran el doble de generosas en obras de caridad que aquellas personas que no tenían dicha variante. El efecto de la edad sobre esta actitud, sin embargo, no fue analizado en este caso.
Se denomina reserva cognitiva a la capacidad que tiene el cerebro de compensar la pérdida de sus funciones. Esta reserva no se puede medir directamente, sino que se calcula a través de indicadores que se considera que aumentan dicha capacidad.
Una investigación de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) ha estudiado cómo influye tener un amplio vocabulario en la reserva cognitiva de las personas mayores.
"Nos centramos en el nivel de vocabulario, teniendo en cuenta que se considera un indicador de la inteligencia cristalizada [el uso de las habilidades intelectuales ya aprendidas]. Lo que pretendíamos era profundizar en su relación con la reserva cognitiva", declara a Sinc Cristina Lojo Seoane, de la USC, coautora del trabajo que publica la revista Anales de Psicología.
El equipo de investigación seleccionó una muestra de 326 personas mayores de 50 años sanos -222 individuos- y con deterioro cognitivo ligero -104 individuos-. Posteriormente midieron su nivel de vocabulario, junto con otras medidas como los años de escolarización, la complejidad laboral y los hábitos de lectura.
Resultados obtenidos
Los resultados mostraron mayor prevalencia de deterioro cognitivo ligero en aquellos participantes que obtiuvieron una menor puntuación de nivel de vocabulario.
"Esto nos llevó a concluir que un mayor nivel de vocabulario, como medida de reserva cognitiva, puede ser protector frente al deterioro cognitivo", concluye la investigadora.
La importancia de la estimulación cerebral
A principio de este mismo mes de octubre, otros dos estudios, en este caso de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), analizaron la relación entre estimulación cerebral y vejez.
El primero de ellos confirmó que una reserva cognitiva alta -marcada por la actividad cerebral desarrollada a lo largo de la vida- ayuda a tener una vejez más sana. El segundo, validó la efectividad de PESCO, un programa informático gratuito que mejora la atención y memoria de las personas mayores.