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El arte de parecer Paul McCartney

compilación. "The Art of McCartney", recién lanzado, contiene 42 covers de "Sir Paul". Para convencer a los músicos "cinco estrella" que cantaron "Yesterday" y "Hello, Goodbye", el productor tardó 10 años.
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El 18 de noviembre pasado apareció "The Art of McCartney", una compilación de canciones de Sir Paul McCartney, tanto de su etapa en Los Beatles, como de la época de Wings y su última fase como solista. Viendo el impresionante listado de talentos convocados, el sueño de muchos melómanos parecía hacerse realidad. Lo cierto es que luego de escuchar los samplers queda más bien la sensación de haber asistido a una sesión de voces legendarias cantando en clave karaoke hi-fi parte del extenso catálogo.

Quizás el disco partió mal desde el nombre, ya que el arte de McCartney pasó a ser más un karma que una fuente de inspiración. Tal vez todo se deba a que se usó para casi todas las versiones al mismo grupo de músicos, todos ellos afiatados acompañantes de Paul desde hace años.

DIEZ AÑOS

El responsable de estos 42 covers es Ralph Sall, un productor musical de Los Ángeles abocado a maniobras similares, como lo demuestra su trabajo con Grateful Dead y The Doors. El gran mérito de Sall en este disco es haber sido capaz de convocar a un batallón de músicos "cinco estrella", esfuerzo de persuasión y coordinación que le demandó toda una década. La gran pena es que un lineup tan selecto no haya entregado reales covers de McCartney, esto es, nuevas y ajustadas versiones de clásicos.

Todo arranca con esa hermosa balada que es "Maybe I'm Amazed", que bajo el vozarrón rasposo de Billy Joel logra ser la creíble confesión amorosa que es, pero suena demasiado parecida. Por otro lado, Chrissie Hynde ofrece su inconfundible voz para una versión de "Let it Be" que no arriesga nada y la británica Corinne Bailey Rae deja caer su acento suave en "Bluebird".

Por supuesto que hay una versión con guitarra y acordeón de "Yesterday", la canción con más covers de todos los tiempos, que se despacha Willie Nelson que ya la había practicado en un disco country tributo a Los Beatles. Alice Cooper aporta su versión calco de "Eleanor Rigby", un calco en su arreglo de cuerdas y voces secundarias de la original.

El cantante de The Who Roger Daltrey se atreve con "Helter Skelter" y mejor lo hubiera dejado de lado, porque desluce comparada con la avalancha gutural que Paul le imprimió a su versión. Total desacierto el cover que acomete Barry Gibb, el Bee Gees de frondosa cabellera y barba, quien se aventura con "When I'm Sixty Four", igual que "Birthday" bajo la voz de Sammy Hagar, quien siempre cargarácon la maldición que nos dejará preguntando si lo habría hecho mejor David Lee Roth.

ACIERTOS

Quizás en una de las versiones más jugadas del disco, los ingleses de The Cure recrean "Hello, Goodbye", uno de los temas más ligeros del cancionero de Los Beatles, agregándole el plus de que participa James McCartney (el hijo) en los teclados.

Sorprenden gratamente, la versión de Smokey Robinson de "So bad", igual de tierna y romántica que la de McCartney, y la participación de Ronnie Spector y Darlene Love, par de registros valiosos salidos de la cantera de Phil Spector, que se adueñan de "P.S. I love you" y "All my loving", respectivamente.

Cuentan que el primero en recoger el guante de este tributo fue el cerebro de los Beach Boys, Brian Wilson, quien optó por una de las canciones de Wings menos conocidas, "Wanderlust" de 1982. Bob Dylan registró su versión agrietada de una temprana canción de Los Beatles, "Things we said today", que ya tiene medio siglo pero es clara evidencia del luminoso talante compositor de McCartney.

No aparece en los samplers dos propuestas que de antemano lucen interesantes: la versión de Cat Stevens de "The long and winding road", que de seguro se ajustará como guante a la canonizada y hermosa canción de desamor de Los Beatles que es "For no one", cantada por el vocalista de Echo and the Bunnymen, Ian McCulloch.

Es de suponer que este disco cuenta con el visto bueno de Sir Paul, quien en 2012 firmó contrato con el sello sueco Kobalt Music abandonando EMI y Sony. Se sabía que su última incursión musical lo tuvo entrando en los estudios Abbey Road para grabar con una gran orquesta una canción para el famoso videojuego Destiny. Vegetariano desde hace 30 años, Paul sigue infatigable junto a sus hijas Stella y Mary, diseñadora de moda y fotógrafa respectivamente, promoviendo una campaña que invita a la gente a no comer carne un día a la semana.