El trastorno de ansiedad social, también conocido como "fobia social", es cada vez más común en niños y adolescentes, entre 13 y 18 años de edad. Esta alteración sicológica ocurre cuando las personas tienen miedo de ser juzgadas por los demás y sienten vergüenza todo el tiempo.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Maryland, en conjunto con el Instituto Nacional de Salud Mental en EE.UU. y la Universidad de Waterloo (Canadá), sugiere que este trastorno comienza a temprana edad, cuando los bebés reaccionan con timidez a objetos no familiares, personas y situaciones.
La investigación, publicada en la revista Child Development, explica que los niños que inhiben su comportamiento, rechazan conocer gente nueva y no se atreven a experimentar cosas nuevas son más propensos a desarrollar trastornos de ansiedad durante la adolescencia, conflicto que incluso puede prolongarse hasta la adultez. El estudio subraya que el problema no sólo se genera por la timidez, sino también por la falta de apego a los padres.
"Nuestro estudio sugiere que la combinación de ambos factores de riesgo tempranos es lo que predice la ansiedad en la adolescencia, sobre todo social", indica Erin Lewis-Morrarty, investigador asociado en la Universidad de Maryland y uno de los autores del estudio.
problemas de apego
El equipo investigó a 165 adolescentes de Europa y Norteamérica, de entre 14 y 17 años de edad. Los jóvenes comenzaron a participar en el estudio cuando apenas tenían cuatro meses de edad.
Cuando los niños cumplieron 14 meses, los investigadores observaron cómo reaccionaban frente a breves separaciones de los padres. De acuerdo con los resultados, los niños fueron clasificados con un apego seguro o inseguro.
El experimento arrojó que quienes demostraron apego seguro reiniciaron el contacto con sus padres después de la separación, con una actitud más calmada. Por otra parte, los niños con apego inseguro mostraron dos patrones distintos: o bien evitan el contacto con sus papás luego de la separación, o quieren estar físicamente cerca de ellos. En ese grupo, la actitud era agresiva.
Más adelante, los niños mostraron inhibiciones en su conducta cuando se encontraron con otras personas y enfrentaron nuevas situaciones. Años más tarde, en plena adolescencia, los participantes dijeron que a menudo se sentían nerviosos de ir a fiestas o acudir a sitios donde hubieran otras personas que no conocían bien. También demostraron nerviosismo al realizar actividades públicas como leer, hablar o participar en algún juego o deporte.
Las conclusiones del estudio indican que los niños que tuvieron apego inseguro con los padres pasaron a tener niveles más altos de ansiedad en la adolescencia, específicamente la ansiedad social. Quienes están más propensos a este trastorno son los varones.
Por otra parte, la asociación entre la timidez infantil y la ansiedad social de los adolescentes fue más notoria en los niños que reaccionaron con enojo y no fueron capaces de calmarse cuando se reencontraron con sus padres, en comparación con los niños que mostraron otros tipos de patrones de apego. El estudio procuró hacer esta asociación para diferenciarse de otras investigaciones, que analizaron estos factores de riesgo por separado.
"Los hallazgos pueden informar para la prevención y tratamiento de la ansiedad social de los adolescentes mediante la identificación de los factores específicos que aumentan el riesgo entre los niños que son persistentemente tímidos", señala Lewis-Morrarty.