Calama vive una Navidad diferente
Por estos días, en todo mundo, se espera la llegada del "Niño Dios". Son tiempos de ilusión, donde la mayoría de la gente se siente más cercana a los otros y nos marca un sentido de empatía y solidaridad con los demás, que tristemente no ocurre en el resto del año.
Cuánto quisiéramos que esas actitudes estuvieran presentes en cada momento; sin duda, tendríamos una mejor sociedad y nuestra realidad sería tan distinta.
Es que este final de año nos ha golpeado de sobremanera, especialmente con el dramático caso del pequeño Mateo, al que como comunidad no fuimos capaces de defender y que obviamente, nos ha dejado sumidos en una gran pena y no menos interrogantes, sobre lo que se pudo hacer antes para evitar el trágico desenlace.
Es cierto, ahora estamos todos conmovidos por el sufrimiento de este verdadero mártir, y es inevitable no acumular sentimientos de rabia e impotencia que son, sin duda, justificables por la crueldad con que se actuó por parte de quienes precisamente debían cuidarlo y protegerlo.
Humildemente, creo debemos tomar este nefasto momento no sólo para reflexionar acerca de cómo actuamos con los más indefensos, sino ir más allá, sentirnos responsables de visibilizar estos dramas, no podemos pasar por esta vida llenos de individualismo e indiferencia.
Todos tenemos que hacernos cargo, las autoridades locales, en lo que nos compete, nuestra Municipalidad de Calama, pone a disposición de los vecinos los programas que atienden a la infancia, como la OPD (Oficina de Protección de los Derechos de la Infanto-Adolescencia), el PPF (Programa de Prevención Focalizada); Chile Crece Contigo y otros tantos, siendo el único municipio de toda la región que posee una OPD.
El Gobierno Central, y más el Estado tienen una responsabilidad mayor, en diseñar políticas permanentes para enfrentar estas realidades, y aunque a algunos les parezca repetitivo, en dar una atención especial a comunas como Calama, porque es verdad, en esta tierra a la que se le ve sólo como zona productora, la calidad de vida está seriamente deteriorada y claramente la composición social es caldo de cultivo para las situaciones más complejas y hasta deleznables.