Dilma Rousseff asume su segundo mandato acosada por desafíos en política y economía
presidencia. La Mandataria afrontará el caso Petrobras y la desaceleración.
Dilma Rousseff asumió ayer su segundo mandato de cuatro años como Jefe de Estado de Brasil, en un acto celebrado en el pleno de la Cámara de Diputados, en Brasilia. "Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución; observar las leyes; promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unidad, la integridad y la independencia de Brasil, así lo prometo", juró la Mandataria en una sesión solemne encabezada por el presidente del Senado, Renan Calheiros.
Uno de los principales desafíos que esperan a la gobernante son el gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
La empresa e inversionista más grande de Brasil está en el centro de un escándalo de corrupción que involucra a las principales constructoras del país, que pagaban millonarios sobornos a cambio de contratos. Treinta y nueve personas están siendo procesadas por la justicia, y varios políticos aliados del Gobierno pueden correr la misma suerte, en una red de corrupción que habría rondado US$ 4.000 millones.
En lo económico, Rousseff anunció que promoverá un profundo ajuste fiscal para enderezar la desacelerada economía de Brasil, pero con bajos sacrificios para los más necesitados. "Más que nadie sé que Brasil necesita volver a crecer y los primeros pasos para ello pasan por un ajuste fiscal y un aumento del ahorro público, pero haremos eso con el menor sacrificio posible", aseguró la Mandataria en el discurso que pronunció hoy ante el Congreso tras jurar el cargo para un segundo mandato.