Demora en entrega del nuevo estadio
El nuevo estadio de Calama debió estar entregado en febrero del año pasado, pero las obras se fueron retrasando, la empresa mandante no pagaba a las subcontratistas locales y de esta manera se fue dilatando un problema que nadie fue capaz de detener y corregir.
Recién el mes de noviembre pasado el Ministerio del Deporte puso término al contrato y se habrían entregados los trabajos faltantes en forma directa a las empresas subcontratista. Pero pese a todo, la obra aún no es entregada y en febrero estaría lista.
Sólo falta un dos por ciento de la obra, que deben ser detalles menores.
Inmediatamente surge la pregunta de por qué tanta burocracia, por qué cada trámite administrativo demora tanto en nuestro país, por qué siempre le pasa lo mismo a las obras que realiza el Estado y cuando uno ve obras de privados, por el contrario, terminan antes de tiempo.
El Estado requiere mejorar su eficiencia, corregir ciertas debilidades como la falta de mejores fiscalizaciones y sobre todo, tener más atribuciones cuando una empresa que se ha adjudicado la obra no está cumpliendo con los plazos y los pagos a terceros.
Calama ha tenido una mala experiencia en este aspecto, donde suma varias obras que han quedado a medio camino, aunque en el caso del Estadio está a las puertas de ser entregado.
De todos modos parece razonable la propuesta del diputado Marcos Espinosa, que presentó una indicación a la ley de presupuesto 2015 para excluir de futuras licitaciones públicas a empresas que mantengan deudas con subcontratistas.
Este será un primer paso para poner orden en los megaproyectos que realiza el Estado y que presentan retrasos, dificultades, errores, paralizaciones, modificaciones. Claramente hay una improvisación también del mandante que sobre la marcha va arreglando, como ocurrió en varias áreas del nuevo hospital, como puertas más chicas y otros errores que se iban corrigiendo mientras avanzaba la obra. Llegó el momento de ponernos serios.