El oasis es la esencia de la existencia de Calama, por consiguiente, es responsabilidad de todos quienes habitamos en él cuidarlo. Nadie se puede restar a esta noble iniciativa que responde a la necesaria sustentabilidad de nuestro preciado territorio.
Como gremio, por ejemplo, vemos con preocupación cómo algunas personas extraen sin ningún criterio ni menos autorización agua de nuestro ya desgastado río Loa, tema que ya tratamos en una columna anterior por este mismo medio.
Lamentablemente son algunas de esas mismas personas o empresas que sin miramiento ni tapujo alguno usan también sectores agrícolas del oasis de Calama como estacionamiento de maquinarias.
Incluso, algunas optan por realizar allí sus mantenciones, botando lubricantes y otros enseres en desuso en el mismo lugar, contaminando de paso el terreno y poniendo en riesgo la vida que allí fluye, incluyendo el mismo río Loa y sus aguas.
Muchas de ellas sabemos lo hacen debido a que no consideran en sus inversiones una infraestructura ad hoc para estos fines. Este accionar, obviamente, va en contra de la Responsabilidad Social Empresarial que dicen tener y practicar en la comunidad que los cobija.
Sobre lo mismo, creemos que para terminar con estas malas prácticas, debemos hacer algo, pues reiteramos, afecta directamente a elementos claves que permiten la vida en este extenso territorio del Desierto de Atacama.
De no hacerlo, las consecuencias pueden ser irreparables en el corto plazo. He aquí donde la denuncia aparece como una potente herramienta para proteger el oasis y no poner de ninguna forma en riesgo su sustentabilidad.
Por lo pronto, estaremos atentos a aportar con ideas, iniciativas, gestiones y también denunciar prácticas como las anunciadas aquí, pues sentimos que tenemos una obligación ética y ciudadana que cumplir como uno de los gremios más influyentes e importantes de toda la región.