Larraín: "Me fascina que la Iglesia no crea en la justicia civil"
Chile tuvo un rol protagónico durante la jornada de ayer del Festival Internacional de Cine de Berlín. El cineasta nacional Pablo Larraín, estrenó su película "El Club" en el destacado certamen, recibiendo una ovación del público, según informó DPA.
La cinta del director de "No" es candidata al Oso de Oro junto a la película "El botón de nácar", del destacado realizador chileno Patricio Guzmán y que fue presentada el domingo.
La historia que cuenta Larraín en "El Club" gira en torno a cuatro sacerdotes que viven recluidos en una casa de penitencia de la Iglesia en el pueblo de La Boca, ubicado en Navidad, que por una razón u otra tuvieron que dejar de ejercer el sacerdocio.
"La Iglesia lleva muchos años escondiendo sacerdotes por distintas razones. Y éste es el club de los curas perdidos", afirmó Larraín a DPA, conclusión a la que llegó luego de realizar una investigación.
"Me fascina que la Iglesia no crea en la justicia civil, sino que para ella la única manera de purgar sus pecados es frente a Dios (...) Piensan que son distintos que el resto", agregó el cineasta.
La cinta es protagonizada por Jaime Vadell, Alejandro Sieveking, Alfredo Castro, José Soza y Antonia Zegers. Ésta última encarna a la Madre Mónica, la guardiana de los curas penitentes.
En la película, los sacerdotes tienen una rutina de oración y algunas actividades de esparcimiento, que se ve alterada cuando llega un quinto religioso. Se trata del padre García, interpretado por Marcelo Alonso, que es un jesuita que está analizando las residencias donde viven sacerdotes que, de no vestir la sotana, habrían tenido que enfrentar a la justicia.
Y hay otro personaje, un vagabundo drogadicto llamado Sandokan, que remueve los oscuros pasados del cuarteto protagónico y que es encarnado por Roberto Farías, otro de los actores fetiches de Larraín.
"Fui a un colegio católico y allí conocí a tres tipos de sacerdotes", contó Larraín. "Los que son buenas personas y buscan en la Iglesia el camino a Dios, otros que ahora están en la cárcel o enfrentados a la Justicia y los que conocí pero no sé dónde están", explicó.
Así fue que mostró una realidad local en el filme. "En Chile fue un problema de clase, en el que los ricos se llevaron los bebés de los pobres a espaldas de sus madres", contó Larraín poniendo como ejemplo el caso del sacerdote Gerardo Joannon.