Nuestro entusiasmo se incrementa al llegar las fechas de los Carnavales, donde se juega a la chaya en los barrios y poblaciones de Calama. Jugarreta con agua, harina, papel picado que los niños y algunos adultos siguen practicando. También se nos vienen el miércoles de Ceniza donde los cristianos asistimos a la Iglesia en señal de penitencia y para que nos coloquen las cenizas en la frente. Recordándonos que polvo somos y... Una práctica que judíos y pueblos orientales antiguamente realizaban cubriéndose la cara de cenizas cuando hacían sacrificios, arrepentimientos o en señal de duelo. Es el primer día de la Cuaresma, y se recuerda el comienzo de los 40 días de ayuno de Jesucristo.

El carnaval en varias partes del mundo se celebra en grande, donde los sonidos y escenas permanecen en la memoria para toda la vida. Nos llega por televisión a millones de hogares mostrándonos el Sambódromo en Río de Janeiro, el paso de las escuelas de samba. También podemos admirar el Carnaval de Oruro, Monumento Viviente de la Humanidad, mostrándonos sus diabladas, morenadas entrando al Socavón para saludar a la Virgen. Fiesta que dura una semana iniciándose con el Festival de 48 bandas.

Sigue la entrada de autóctona anata andina donde desfila la cultura viva de ese país mostrando la producción agrícola que la Pachamama les ha dado. Los mineros de San José invitan al tío challa para que acuda a los barrios a la tradicional challa antes de empezar el Corzo

Pero recordemos los carnavales en los pueblos del interior a la que acuden muchos turistas e hijos de esas localidades. Se empieza con el rito del agradecimiento y pago a la Pachamama y una rogativa para un futuro mejor. Los alféreces, y secretarios sacan al Carnaval acompañado de la Carnavala, vistiendo máscaras, sombrero, ramas, con vestido de mujer y pelo largo. Ellos recorrerán todas las casas del pueblo trayendo regocijo, bullicio y alegría con el sonar del bombillo y acordeón. Van acompañados del asistente con el saco, avanzando en comparsas, bailando y cantando coplas con bromas, remates...rumbo a otras casas. ¿Por qué no celebramos el Carnaval 2015 en Toconao o en un ayllu?

Una noticia largamente esperada por la comunidad calameña, que en más de una ocasión lo ha manifestado, comenzó a materializarse en el sector poniente de la ciudad. Se trata de la construcción del Colegio Técnico Industrial Don Bosco, iniciativa que permitirá que alrededor de 1800 alumnos de educación media de la ciudad puedan capacitarse en especialidades relativas a la industria minera que se desarrolla en la zona.

Es lógico que las aspiraciones de las familias calameñas estén orientadas a que sus hijos cuenten con una correcta preparación para enfrentar la vida laboral. Y la creación de este colegio lo resuelve en parte, porque se insiste en que la instalación de una universidad estatal es el afán final.

A la espera de ese anhelo han recibido con satisfacción la construcción del Colegio Don Bosco y prontamente el Centro de Formación Técnica, que anunció el gobierno para la comuna. Este último en etapa de definición de las carreras que impartirá.

Con la materialización de estos centros educativos la comunidad empezará a ver satisfecha una necesidad que hizo patente en la encuesta de Calama Plus. En la ocasión se pronunció que al igual que grandes obras también se necesita contar con educación técnica especializada y otras de carácter superior para la libre elección de las generaciones que están en formación.

Les preocupa que la juventud no tenga una opción importante de estudiar en la ciudad. Más allá de si la tomarán o no, porque creen que si se mejoran esas posibilidades no serán pocos quienes se queden en Calama para su formación universitaria, provocando un mayor arraigo y de paso entregando toda la cultura universitaria.

Son las juventudes las formadoras de nuevas ideas, las generadoras de debates, las que con sus expresiones ponen en el tapete los problemas comunales para encontrar soluciones y las que generan el movimiento y la necesidad del cambio cuando corresponde.

Los calameños quieren que haya centros formativos de calidad y no sólo para ahorrarse dinero en traslados también para contar con generaciones más proactivas y participativas.