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Dramático triunfo de Cobreloa deja la pelea del descenso "al rojo vivo"

en los descuentos. Los dirigidos de Marco Figueroa le quitaron el invicto a San Marcos de Arica con un tanto de Gustavo Cristaldo. "Los zorros" terminaron una racha de seis partidos sin ganar.
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Con la mano levantada, sonriendo y fiel a su promesa de no dar declaraciones tras un triunfo, Marco Antonio Figueroa abandonó el estadio Luis Becerra Constanzo con la frase "no hablaré porque por fin ganamos".

Su sensación de desahogo es poca. Con el pitazo de Enrique Osses, un mini estadio repleto de colores y sentimientos naranjas se abrazaba como si hubiese ganado un título.

La sensación de triunfo era necesaria. Y como los mismos jugadores dijeron tras el partido "se hizo todo, no tenemos más", frase repetida en varios de ellos. Hubo sahumerio, plegarias, conversaciones y casi terapia de grupo, se invocó a todo. Y paradójicamente, la fortuna apareció cuando nuevamente resaltaban las dudas del hincha loíno.

No fue un partido fácil pero se notó el oficio de San Marcos de Arica desde el inicio. Porque si bien, el Cobreloa de MAF salió como una tromba, aprovechando la variante táctica de los dos laterales volantes -Ignacio Herrera y Rodolfo González, ambos muy activos- y ahogando a los visitantes, bastó que Renato González encendiera su tarde para complicar a la última línea minera.

Gaitán a los 7 minutos y Gattas a los 11' intentaron frente a Carrizo pero fallaron. La Más clara llegó en los pies de Barboza, cuando Rodrigo Gattas lo habilitó inteligentemente con un testazo que desacomodó a los centrales forasteros. Pero desvió por poco.

En el minuto 22, apareció "Mota" González por derecha -pálida presentación de uno que siempre es factor- y Renato González quiebra la defensa con una rápida arremetida que termina con remate ajustadísimo al palo derecho de Luciano Palos.

El propio González tuvo dos opciones más, en una de esas aprovechando que la última línea naranja hizo mal el off side. Eso porque el referente defensivo, Ricardo Martínez se había proyectado -pese a que actuaba en una pierna con un fuerte tirón- y quedó lejos del área. Allí apareció la figura de Luciano Palos, quien esperó al atacante y en un mano a mano infartante lo despojó del balón cuando ya se cantaba el primero para "los Bravos".

Cristaldo tuvo un tiro libre en los descuentos del primer tiempo y el balón se paseó por el área sin que nadie la embocara dentro del arco. Pero tendría su revancha.

con suspenso

Si bien San Marcos adelantó las líneas diez metros y parecía controlar el partido, fueron los loínos quienes ahogaron al rival. A los 55', un córner de Pérez fue rematado de primera por Cristaldo. Una volea que Carlos Labrín salvó en plena línea cuando Carrizo estaba vencido.

MAF intentó, con Álvaro López y Fernando Cornejo intentando enmendar el agobiado. En los '70, Barboza pelea en plena área y el balón le queda a Herrera. El delantero se pierde una oportunidad más que propicia y allí se pensó que nuevamente habría frustración en los cobreloínos. Más cuando Martínez no resistió más, salió y Nicolás Medina, una de las variantes que intentó Fernando Vergara quedó frente a frente con Palos. El golero, otra vez se vistió de figura.

Quedaba la misma sensación de partidos anteriores, cuando "los zorros" dominaban desordenadamente y el marcador final llamaba a la decepción. No es erróneo decir que siempre se vio más esfuerzo que funcionamiento futbolístico.

Pero el destino tenía reservado un momento irrepetible. Cristián Gaitán, uno de los que más intentó y subió su nivel se internó en el área y terminó derribado por Barrios. Osses pitó la pena máxima en medio de los reclamos.

Gustavo Cristaldo tomó el balón y remató cruzado desde los doce pasos pero Carrizo adivinó el remate y lo desvió. El balón dio en los dos verticales y volvió a los pies del paraguayo que con violento remate rompió la paridad y generó una explosión de júbilo que hace mucho no se vivía en el tablón.

Más allá de la justicia de un resultado, tiene que ver con la petición del plantel durante la semana, quienes asumieron que necesitaban al hincha.

Y como nunca, la gente acudió al recinto a alentar hasta el último minuto. Por ello, la sensación de quitarse un peso de encima fue lo más recurrente a la hora de conversar con integrantes del plantel.

Había una deuda pendiente y se pagó. Se saldó con ripios futbolísticos, con suerte. Y con la actitud que muchos pedían hace rato.