La unidad como fórmula del éxito
La crisis institucional de Cobreloa y su repercusión en el plano deportivo, ha sido un tema ampliamente debatido en este y otros medios. Se ha criticado el mal trabajo dirigencial, la lucha de poder y afanes personalistas, como la antesala de una realidad que puede llevar al descenso del club.
Todo ello estuvo acompañado de un quiebre al interior del plantel debido a que el técnico Marco Antonio Figueroa, recibió rumores de que algunos jugadores no estarían comprometidos con su trabajo y en vez de sumar estarían restando.
Fueron días de mucha tensión e incertidumbre que se reflejaron en la cancha con la derrota frente a Audax Italiano, en la capital.
Allí todos los involucrados sintieron que habían tocado fondo y que de no existir un golpe de timón el destino de Cobreloa no sería otro que caer a la Primera B. El plantel se reunió, se limaron asperezas, hubo una guía espiritual y, por sobre todo, un compromiso con sacar adelante el club.
Se pidió el apoyo a la hinchada y ésta respondió y fue la inyección anímica para sobreponerse y doblegar a San Marcos de Arica, equipo que llegó invicto a Calama.
Todos quienes esperan un mejor futuro para el cuadro loíno sintieron que éste podía ser un punto de inflexión. De aquí en adelante puede venir un repunte si se sigue por el camino de trabajar unidos, de evitar los roces y fijar claramente las metas que deben lograrse para salir de la debacle.
Los mismos jugadores lo confirmaron. Sintieron el respaldo de la hinchada y ahora creen que si todos siguen "remando hacia el mismo lado" el milagro de no descender puede hacerse realidad.
Es de esperar que esta unidad perdure tanto en el plantel, cuerpo técnico y entre dirigentes. Estos últimos muy proclives a no cejar en sus intenciones individuales por sobre las de la institución.
Hoy no es el momento para rencillas o disputas. Es el momento de unirse, como lo demostró la hinchada, y entregar energías positivas para que quienes salten a la cancha, que son los responsables de lograr los resultados para evitar la debacle del descenso, lo sientan.