Fauna autóctona está en peligro crítico o en estado de vulnerabilidad
Acciones. Conaf y SAG desarrollan planes nacionales para protegerlos. La acción del hombre es un factor.
La región de Antofagasta aloja maravillosas especies que por diversas causas están en peligro crítico o en vulnerabilidad, según la clasificación que maneja la Corporación Nacional Forestal (Conaf).
Las principales razones de la disminución de especies se dividen en causas naturales como el envejecimiento, las enfermedades, el parasitismo, la competencia inter-específica, las catástrofes naturales como los incendios, las sequías y las inundaciones.
Sin embargo, hay otras causas de origen antrópico, es decir, provocadas directa o indirectamente por la acción del hombre; entre las más importantes se encuentran los incendios intencionales, la sobre explotación de los recursos, la caza, ya sea ésta furtiva, deportiva o comercial, la destrucción, alteración y la fragmentación de hábitats.
En Chile varias especies cuentan con un Plan Nacional de Conservación (PNC) propio; en la región de Antofagasta, se aplica el PNC del Puma, formulado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), el de la vicuña (formulado por Conaf de Arica y Parinacota), del guanaco y del yunco (formulados por Conaf de Atacama), y del flamenco andino y la tagua cornuda (formulados por Conaf de Antofagasta).
En tanto, la Conaf de cada región actúa como secretaría técnica de las especies con Plan de Conservación, encargándose de ejecutar y coordinar con las demás regiones, las acciones de conservación contenidas en dichos documentos.
FLAMENCOS
En virtud del programa de conservación que tiene la Conaf desde 1985, las poblaciones de flamencos (Andino, de James y Chileno), clasificados en estado vulnerable, se estabilizaron y se han ido recuperando lentamente en los Andes de Antofagasta, Tarapacá y Arica y Parinacota.
Sin embargo existen varios peligros para los flamencos, el cambio climático es uno de ellos ya que afecta su hábitat por la tendencia a la disminución de aguas en lagunas y salares.
"Eso significa que hay menos hábitat para los flamencos. La intervención generalizada en los Andes respecto del uso de las aguas, también afecta. En algunas partes también afecta el turismo no controlado que es un agente potencial de alteración del hábitat. En áreas protegidas trabajamos en eso, en tener un turismo controlado sustentable", dijo el director de Conaf Antofagasta, Alejandro Santoro.
En el último censo simultáneo de flamencos, realizado en 2014, en 30 humerales alto andinos de las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Atacama, patentó este aumento de aves, que suma en total 59 mil especies, donde destaca el Salar de Tara como uno de los lugares con mayor número de flamencos de James.
VICUÑAS
Esta es otra de las especies que habita la puna y está en peligro de extinción. Una de sus mayores amenazas es la caza furtiva que no permite que su población se regenere. Por ello se mantiene un trabajo coordinado con la gobernación provincial, las policías, el Servicio Agrícola Ganadero y Conaf para evitar estos episodios.
"El último registro de caza que teníamos era de mayo del año pasado, pasaron casi ocho meses sin eventos. Sin embargo, en febrero pasado se detectó un ejemplar de vicuña desollado, lo que revela que la población sigue estando amenazada. Volvimos a tratar el tema con el gobernador y estamos hoy en día totalmente coordinados con policía y Carabineros para reforzar el patrullaje de vigilancia en la cordillera", explicó Santoro y agregó que este año pretenden hacer un barrido de la población, para determinar la cantidad de ejemplares existentes en la región.
TAGUA CORNUDA
Hace más de 20 años que Conaf mantiene un plan de conservación de la Tagua Cornuda, la que está en categoría vulnerable. En este se efectúan censos sistemáticos en la protección de colonias reproductivas de esta ave que habita el sector de las lagunas Miscanti y Miñiques y otros puntos de la Reserva Nacional Los Flamencos. Según el último censo internacional se contabilizan 620 ejemplares en la región, una cifra reducida debido a diversos factores, entre ellos la caza de ejemplares adultos, la extracción de sus huevos para consumo humano y principalmente por sus depredadores, la gaviota andina y el zorro culpeo.
OTRAS ESPECIES
Una de las especies es mayor peligro es el gato Colo Colo o gato Andino, el cual habita en sectores del Alto Loa y el Parque Nacional Llullaillaco. La información que se maneja es poca y según Santoro, un par de años más se podría tener una mirada más real de esta especie a medida que avancen las investigaciones.
La chinchilla es otro de los animales en extinción principalmente por su caza ya que su piel es muy requerida. "Dentro de los roedores menores son los más amenazados, estamos haciendo grandes esfuerzos por localizar colonias y tener registros", dijo Santoro.
En tanto, la vizcacha, también está en peligro, pero afortunadamente no es amenazada por los cazadores furtivos ya que su piel no sirve para la peletería. Esta especie está asociada a los afloramientos de rocas, y habita en el Salar de tara, Salar de Pujsa, Aguas Calientes 1 y en el Parque Nacional Llullaillaco.
La conservación del guanaco, el cual está en estado vulnerable, es uno de los desafíos de Conaf, ya que actualmente no tienen áreas protegidas donde habite. "Lo que tenemos que lograr es tratar de incorporar algunos hábitat donde existan grupos de guanaco para protegerlos. Vamos a partir por la costa, nos instalaremos en Paposo, con guardaparques y patrullaje que nos permitirán saber que pasa con la flora y fauna del sector", dijo Santoro.
Otras especies vulnerables son el suri, la gaviota andina, el halcón peregrino y el sapo de Atacama. Asimismo entre las especies en peligro y peligro crítico destacan el quirquincho de la puna, la lagartija de donoso y la lagartija de Fabián.
"En algunas partes también afecta el turismo no controlado que es un agente potencial de alteración del hábitat. En áreas protegidas trabajamos en eso, en tener un turismo controlado sustentable".
Alejandro Santoro
Director regional Conaf
"El último resgitro de caza (de vicuñas) que teníamos era de mayo del año pasado, pasaron casi ocho meses sin eventos. Sin embargo, en febrero se detectó un ejemplar desollado".
Alejandro Santoro