Secciones

Cobreloa tiene la segunda mejor defensa y penúltima peor ofensiva

en clausura. A los loínos les han convertido once goles en doce partidos, pero han anotado menos de una diana promedio por encuentro. Aquello no les permite abandonar la zona de descenso.
E-mail Compartir

Era un hecho que si Cobreloa continuaba en este torneo de Clausura mostrando los mismos números del Apertura en lo relacionado a los goles en contra, iba a pasar más malos ratos de los que ha debido soportar hasta ahora. Por fortuna, aquello no ha sido así.

En el torneo pasado al elenco minero loíno le anotaron en promedio más de dos goles por partido. Fue la peor defensa al recibir en arco propio 39 dianas en diecisiete partidos. Todos los entrenadores que pasaron por el club en el campeonato pasado, desde los Trobbiani hasta Fernando Vergara, nunca pudieron solucionar ese aspecto fundamental en el funcionamiento del equipo y se cayó con estos números al último lugar del Apertura.

Sin embargo, desde que llegó Marco Antonio "El Fantasma" Figueroa, al iniciarse el Clausura, aquellas paupérrimas estadísticas han variado considerablemente en el aspecto defensivo. Ya llevan de torneo jugados 12 partidos, en los cuales a los Zorros del Desierto le han convertido sólo once goles, vale decir, ha recibido promedio menos de un gol por encuentro.

trabajo

En ese sentido, hay un hecho inobjetable: se ha trabajado de forma intensa y aquello ha dado réditos muy importantes. Primero, se eligió bien al menos a uno de los centrales que se trajo para afirmar la última línea, el paraguayo Ricardo Martínez, quien pese a no tener un juego exuberante, precisamente la simpleza es la que lo distingue y no intenta hacer más de lo que sabe. El tipo quita bien el balón, tiene buen juego aéreo y distribuye rápido. Para lujos y demases, no está, pero ha servido y es número puesto en la oncena titular. Un verdadero refuerzo.

El otro que también ha sabido aprovechar su opción es Eric Ahumada. Este canterano ya venía jugando con Fernando Vergara, alternando en la titularidad, sin embargo, fue con Figueroa cuando agarró la continuidad que un puesto como ése requiere. El central ha madurado rápido y es en este momento lo que necesita Cobreloa, porque pese a jugar en una ubicación que está expuesta a recibir cartulinas amarillas, es un futbolista limpio, que se sabe controlar en los momentos más complicados. Además, ha tenido buen entendimiento con el guaraní Martínez y el resto de la zaga. No sabemos si podremos estar frente a una promesa, la realidad es que está mostrando muchas de sus cualidades.

mal funcionamiento

Hasta ahí todo bien. Pero hay que referirse también a lo que no está funcionando, porque así como se han hecho bien las cosas en lo defensivo, aún Marco Antonio Figueroa no puede encontrar una delantera que lo satisfaga. El promedio de goles convertidos es también 11 anotaciones en doce partidos. Menos de un gol por encuentro. Paupérrimo. Muy mala efectividad, que tiene a Cobreloa al borde del descenso y dependiendo de no sólo mejorar la propia producción, sino que también en esperar que el resto no haga su tarea.

Incluso en el Apertura, los números en la efectividad de la delantera no alcanzaron a ser tan malos en promedio. Los loínos en aquel campeonato anotaron en 19 ocasiones tras diecisiete juegos, alcanzando una media de 1,1 goles por encuentro.

Razones para aquello puede haber varias. El técnico de los naranjas le echa la culpa a la falta de laterales volantes, que se proyecten y que generen buenas ocasiones para que los de arriba conviertan. Puede ser. Pero es un hecho que en el campeonato anterior el goleador que tuvo Cobreloa fue Gabriel Méndez, quien infló las redes en 19 oportunidades en su paso por Cobreloa, que fueron 31 partidos. Pese a aquello no se hicieron grandes esfuerzos por retenerlo y su efectividad hace más falta que nunca hoy.

Y hace falta porque aquel refuerzo que se trajo con importantes pergaminos no ha dado el ancho hasta lo que va de campeonato. Es escaso el aporte que hasta el instante se le puede rescatar al uruguayo Santiago Barboza. Errático con el balón en los pies, sin la fuerza necesaria para girar con el balón y poco oportunista. Si es que algo salva al charrúa es su juego aéreo, pero en definitiva, muy poco para lo que se esperaba de él.

Quedan cinco fechas donde Barboza deberá demostrar por qué se le trajo a Cobreloa y así alejar a los loínos de la incómoda posición que hasta ahora muestran en la tabla de posiciones.