Hace unos días la alcaldesa de San Pedro de Atacama, Sandra Berna, anunció que no se repostulará a su cargo en las próximas elecciones. Por lo mismo, quisimos que el jefe comunal de Calama, Esteban Velásquez, analizara su gestión y las oportunidades de dejar la alcaldía para convertirse en parlamentario.
¿Cómo evalúa esta segunda gestión, restando poco más de un año y medio para que culmine?
-Muy satisfactoria. Somos un municipio que se ha dedicado a planificar a largo plazo la ciudad de Calama, con el plan "Calama, nuevos tiempos", que lo instalamos desde que llegamos a hacernos cargo de la administración. Lo otro que nos favorece es que contamos con independencia política, lo que nos permite tener siempre a la ciudad primero y manejar visiones con autonomía. Contamos con una habilidad política para tener diversas fuentes de financiamiento y apalancar recursos históricos como nunca antes otra administración municipal lo había conseguido.
-¿Cómo está el tema financiero a nivel municipal?
-No tenemos un peso de deuda, de ningún tipo. No existen deudas ni para los funcionarios municipales, ni tampoco para las personas que trabajan en Salud o Educación. Yo recibí mi administración municipal con mil doscientos millones de déficit que venían del tiempo de Arturo Molina y eso lo saneamos. Nos encontramos en este sentido muy bien y con probidad absoluta.
-Ya contó lo que desde su punto de vista es positivo. Sin embargo, ¿existe algún tipo de autocrítica de lo que ha sucedido hasta el momento o anhelo para lo que resta de gestión?
-Nos hubiera gustado poder haber conseguido más alianzas políticas, porque algunas de éstas han frenado procesos que podrían haber sido mucho más rápidos. Nos faltó cercanía con algunos sectores políticos, haberles hecho entender que puede haber legítima competencia, pero que para los procesos de fondo no debían restarse. A lo mejor nos faltó esa habilidad. Y además, confiamos en algunas personas cuando iniciamos este camino y después nos dimos cuenta que no estaban con los principios que amparaban esta administración municipal, sino más preocupados de sus intereses personales y, en algún momento, nos dañaron. Mejor no seguir conversando de las debilidades, porque uno se 'desnuda'. Que las digan nuestros adversarios.
-Este año ha sido particularmente tranquilo en cuanto a manifestaciones reivindicatorias. ¿Habrá cierta indiferencia respecto de los problemas comunales o ya se aburrió la población de que no suceda nada? ¿Cómo lo aprecia usted?
-Creo que sí ha habido manifestaciones y que gracias a éstas hoy tenemos un aeropuerto, las platas para el estadio, dineros para el hospital, que el desaguisado lo hayan dejado los gobiernos de turno es otra cosa. Si no hubiéramos salido a la calle, no habríamos tenido los 80 mil millones de pesos con que vamos a contar en los próximos días por decreto presidencial. Si no hubiéramos salido a la calle, Calama no estaría en la agenda del Gobierno como hoy sí lo está. Lo que sucede, es que a este Gobierno le hemos dado un año de plazo, ese plazo se cumplió y creo que ahora viene una etapa diferente, en la que de no existir respuestas concretas, indudablemente que la propia ciudadanía se va a levantar y los vamos a convocar, tal como ha sido la historia comunal.
-Pasando a otro punto. ¿Ha pensado en qué hacer cuando termine su gestión en el municipio?
-Nos queda más de un año de trabajo y eso es mucho tiempo. Estamos dedicados a trabajar como si mañana fuera el último día de gestión, pero pensando que uno va a estar eternamente en el municipio, porque eso te da visión de futuro. Es importante recordar que yo al principio de mi gestión estuve acusado de notable abandono de deberes y algunos concejales me querían sacar. Por lo tanto, tenemos varias batallas en el cuerpo y hoy debemos contar con mesura para trabajar como si fuera el último día, pero proyectándonos a largo plazo.
-Una de sus aspiraciones es el Fondenor. ¿No cree que podría manifestar de forma más directa este anhelo para la zona norte ocupando un escaño en el Parlamento?
-Hay dos temas que debemos transformar en ley, la que está pendiente desde el año 1990, que ninguno de los parlamentarios de aquella época instaló, teniendo la tremenda tribuna que proporciona el Congreso, además de muchos respaldos políticos. Queremos una nueva Ley del Cobre, a la cual nosotros aspiramos, la que necesariamente debemos traducir en un Royalty, o bien, un Fondo de Desarrollo del Norte (Fondenor). Una de estas aspiraciones ya está en el Parlamento y puede ser mejorada por este Gobierno y la otra es un deber ético y moral de instalarlo como tema de discusión, pues existe en Bolivia, Perú y otras naciones modernas que le sirven a Chile como espejo. Necesitamos una ley permanente que beneficie a Calama y al norte.
-Siendo más directo en la consulta. ¿Le motiva ser diputado o senador en un futuro próximo?
-He tenido ofrecimientos muy serios en ese sentido y es una motivación política que está ahí latente, presente, porque uno entiende que podría representar territorios mucho más amplios y llevar la voz política adonde se escriben las leyes. Sin embargo, eso no depende de uno y mi trabajo es día a día en el municipio.