Identidad calameña
Una de las premisas claves para consolidar una ciudad más allá de la infraestructura física, es que esta tenga un identidad definida y defendida por quienes habitan el lugar y se sienten parte del mismo. Todos quienes, en su conjunto, esbozan una serie de pensamientos, experiencias y culturas fusionadas que conviven en un mismo territorio y que son el alma de una ciudad.
En Calama pareciera que esto no existe. El territorio ha sido de dominio indígena, español, boliviano y hoy chileno. Hemos convivido nortinos, sureños, indígenas y extranjeros. Algunos mineros y contratistas, otros comerciantes, transportistas, agricultores, profesores y jóvenes.
Se sabe del poco arraigo de algunos y se mira de reojo a la población flotante que va y viene. Se defiende firmemente a Calama cuando se habla mal de ella. Peleamos entre nosotros y hay expertos en criticar cualquier buena intención o éxito de otro. Algunos incapaces de mantener limpio nuestro entorno o regar un árbol, pero cuando se trata de defender lo propio, aparece un fenómeno de unión único. Por ejemplo, como quedó de manifiesto con la inauguración del nuevo estadio y la situación del equipo de fútbol que representa a la ciudad. Muchos, sin distinciones de ningún tipo, se vistieron de naranjo y acudieron al llamado. Otros se alegran que al equipo de Calama le vaya bien.
Es nuestra identidad: Un grupo de personas que representa la vida en el desierto, también chilenos, orgullosos, complejos y valientes. Los que sabemos en la piel lo que es vivir en esta tierra, los que han venido desde lejos y se han quedado, y también los que han venido de cerca y que hoy viven y forman parte del tejido social de Calama. El calameño es aquel que le encontró sentido a la vida en el desierto y disfruta de él, del trabajo que éste le da, el que consolidó su familia y es feliz. El que defiende su tierra y sus colores fuera de ella. El que reclama lo que le parece justo cuando mira para el lado a otras ciudades. El que trabaja en minería y el que no. El de raíces indígenas y el foráneo. Es aquel que quiere quedarse en Calama haciendo patria para que también al resto del país le vaya bien.