El largo invierno del nuevo proyecto de Alberto Fuguet
Pablo Cerda y Katherine Salosny es una escena de la película.
En el año 2013, cuando comenzaba el rodaje de "Invierno", Alberto Fuguet tuvo una complicación médica. Su doctora le detectó una protuberancia en la garganta y le explicó que era necesario operar inmediatamente porque, si se trataba de un cáncer, podía crecer.
"Yo le contesté que tengo una película por hacer. Entonces me puse a pensar qué es más importante, si la película o yo. Al final me dije: 'yo'", recuerda el escritor y cineasta en medio de un café de Buenos Aires. "Antes habría elegido filmar. Hubiese llegado a la conclusión de que si muero, al menos queda la obra".
La sensata decisión marca una distancia de su antiguo ímpetu juvenil cuando, según sus propias palabras, "sentía que no había otra posibilidad de vivir que creando". Pero el Fuguet de hoy es distinto. No tiene problemas en tomarse las cosas con calma y llega, incluso, a concebir la posibilidad de un retiro.
"No hay que hacer una carrera de escritor o de cineasta siempre", opina. "La vida no es solo estar preocupado de crear. También hay otras cosas: películas por ver, libros por leer, playas por nadar, comida por comer".
Afortunadamente, pese a los impasses, "Invierno" pudo ver la luz. Y el esfuerzo valió la pena. En su estreno mundial -la semana pasada, en el marco del Festival Internacional de Cine de Buenos Aires (Bafici)-, conquistó a la audiencia y a la crítica. Las salas se llenaron sin que importaran sus casi cinco horas de duración. Y la sensación general del público fue la de haber presenciado una obra hipnótica y monumental que, por lo demás, nunca se vuelve tediosa.
Por el contrario: confiando en un elenco que incluye a Matías Oviedo, Pablo Cerda, Katherine Salosny y Pedro Campos, el director cruza con habilidad varias historias que giran en torno a un malogrado escritor. Y lo hace a fuerza de encuentros, conversaciones en cafés, recitales, escenas de alcoba, meta-relatos, citas literarias, bromas, distensiones varias y ácidas observaciones sobre el mundillo literario local. Todo esto desde el corazón del lado más artificioso del Santiago actual, capital de ese Chile 2.0 de redes sociales, hipsterismo y modas impostadas.
Pero si el largometraje muestra a un Fuguet ácido que no le teme a la mofa ni a la desmesura, es también el producto de un artista melancólico que entiende las dimensiones climáticas y emocionales del invierno. Por aquí rondan los fantasmas de Roberto Bolaño, Alejandra Pizarnik, Sylvia Plath, Ian Curtis y el colombiano Andrés Caicedo, ese autor suicida que el chileno redescubrió y reeditó. Todos ellos funcionan como referentes de fuerte carga emocional para una película que, además de reflexionar sobre procesos creativos, aborda asuntos como la pérdida, la amistad y la fascinación cultural ante la muerte.
- Por el manejo del tiempo, ¿se asemeja a una novela?
- Sí. Yo tal vez exagero el trauma de haber hecho "Se arrienda" (2005), pero esa vez me cortaron una escena entera. La idea era que la película tenía que durar 110 minutos o morir. Y no había discusión. En cambio, en la literatura eso nunca ocurre. Es raro que tengas un libro demasiado corto. Por otro lado, me he dado cuenta de que he visto películas de 70 minutos que me han parecido eternas. Tengo más experiencias traumáticas con películas cortas que no narran nada.
- ¿Qué relación tienes con experiencias cinematográficas de larga duración?
- La verdad es que "Invierno" sale principalmente de las series, como ver "House of Cards" una tarde entera y seguir hasta las 4 de la mañana. También surge de las novelas o de internet, donde puedes ver una película a veces en tres días. Ahora, también me gusta esa cosa vieja del intermedio durante proyecciones de películas como "La Novia Rebelde".
- Es interesante el espacio que le das a la música, a las conversaciones o a gente que hace cosas en su intimidad.
- Igual la idea es no latear. Pero creo que hay algo que el cine puede hacer mejor que la literatura: mostrar a alguien solo y que te sientas fascinado, probablemente porque nunca en la vida real lo vas a poder ver. Uno nunca ve a alguien solo. Siempre estás tú ahí. Quería acercarme a esa intimidad. También quería filmar escenas literarias como si fuesen escenas de sexo.
Tras su paso por Bafici, "Invierno" tuvo el jueves su estreno nacional en el festival BiobioCine. Su aterrizaje en salas comerciales, en tanto, está pensado para junio.
Por Andrés Nazarala
En su estreno -la semana pasada, en el marco del Festival Internacional de Cine de Buenos Aires (Bafici)-, conquistó a la audiencia y a la crítica. Las salas se llenaron sin que importaran sus casi cinco horas de duración. La sensación general del público fue la de haber presenciado una obra hipnótica y monumental.