U n fenómeno que acompaña día a día la cotidianeidad de la vida calameña es la que se manifiesta en aquellas personas que viven bajo el umbral de la extrema pobreza, y que se presenta en aquellos que viven en situación de calle y en plena vagancia en sitios eriazos y sectores de poco acceso para el común de las personas.
Explicado como un fenómeno "de exclusión que hoy es conocido como indigencia que afecta a todos quienes no logran acceder a los beneficios y sobre todo los derechos que el Estado garantiza a la población y manifestado mayormente quienes están más abajo de la extrema pobreza. Así podríamos definirlo", ejemplificó Paola Gatica, directora del Hogar de Cristo en Calama a una realidad que se manifiesta en muchos puntos de la ciudad.
Complementando esta definición que hace la profesional, su compañero de trabajo en la asistencia y apoyo técnico en el Hogar de Cristo, Leonardo Rodríguez, explica "que situaciones como las que se viven en Calama son muy paradójicas, puesto que es tal la indiferencia que se tiene con personas que sufren y viven en situación de calle, que sólo se advierten otros fenómenos como la migración y el efecto social que genera la minería. Hoy existe una ceguera para mirar a quienes han hecho de la calle el único ambiente que conocen y al que pueden aspirar", explicó el sociólogo.
REALIDAD
Reconocido como fenómeno social, desde el Hogar de Cristo advierten "que más allá de la asistencia en Chile, y Calama no es la excepción, no hay políticas que vayan más allá de la asistencia. No existe posibilidad de inclusión con quien sufre abandono y la resiliencia ante eventos negativos y crisis, que permitan el tratamiento serio y más profundo de la situación de calle", comentó Leonardo Rodríguez.
Para éste profesional, la creación de vínculos es fundamental para "dar la posibilidad a los afectados por esta realidad de superar las vallas auto impuestas que determinan la decisión de quedarse en rucos, calles y exiliarse de una sociedad que los condena y deja a otros su atención".
Según explicaron desde el Hogar de Cristo, que en Chile a tiende a cerca de 4 mil personas afectadas por la marginación y la indigencia, "se está viviendo en una situación de total indiferencia ante quienes viven en situación de calle, y que además distorsiona la visión que se tiene de solidaridad", reflexionó Rodríguez.
APOYO
Ante este panorama que también tienen eco en la municipalidad de Calama, la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco), llevó a este organismo a impulsar un convenio con el ministerio de Desarrollo Social para llevar a cabo en Calama un programa más completo de intervención para las personas que se encuentran en situación de calle.
El nuevo programa de atención a las personas en situación de calle comenzó a funcionar en el 2015 en el Municipio y en su primera etapa se realizó la contratación de cuatro profesionales quienes son los encargados de contactar y trabajar con el listado de personas que se encuentran en esta situación y que emanó desde el ministerio de Desarrollo Social.
Este contempla las coordinaciones con otras instituciones como el Hogar de Cristo y el SERPAJ y busca acercar a los usuarios al sistema de salud para que ellos puedan ser atendidos. Además, de gestionar coordinaciones con la Casa de Acogida y Centro de Rehabilitación La Roca que también acoge y aborda esta temática.
"Estamos trabajando con cerca de 50 usuarios entre mujeres y varones, pero lo gran mayoría son hombres, con edades que fluctúan entre los 25 y 50 años aproximadamente. Hay gente joven, pero es a ellos en quien apostamos para que salgan de este circuito calle y puedan optar a un entorno con empleo y mejorar sus condiciones y tratar sus adicciones", detalló la jefa de Dideco, Cindi Trigo.
CAUSAS
Para Leonardo Rodríguez existen por lo menos "seis factores que explican la incidencia en que las personas terminen en situación de calle en Calama: una bonanza económica que afecta positivamente a ciertos sectores -profesionales y a quienes presentan una buena constitución familiar-; expectativas laborales que pueden diluirse; afuerinos sin un red familiar que los cobije; el rápido y fácil acceso a drogas duras que hay en la ciudad; el que Calama aliente la no inclusión, y en gran medida que quienes optan por esta vida sobrelleven una sobrevivencia bajo extremas condiciones", apuntó el sociólogo.
Insistió que la clave para mejorar la vida de personas que presentan deterioro y adicción- factor clave dentro de la realidad y flagelo que afecta a personas sin distinguir edades y condición social- "es precisamente crear un vínculo, tratarlo como personas y no como mendigos. Ellos tienen necesidades que van más allá de contar con algo para comer o cobijo para las duras noches de invierno, porque también esperan poder compartir, conversar y sentir que son escuchados y atendidos en cosas simples como el de establecer relaciones humanas", comentó.
Reticentes y reactivos a compartir su testimonio de vida quienes presentan una condición de deterioro y abandono social, no quisieron compartir su relato acerca de esta realidad, que afecta a un 42 por ciento de personas que no son calameñas, y que tras el censo comunal de situación de calle, se pudo definir que son alrededor de 186 las personas que pernoctan en la vía pública, aun cuando tenemos sospechas de que estas cifras han aumentado en Calama, debido a que se trata de un fenómeno que cambia constantemente", explicó Rodríguez.
Mirar esra realidad desde lejos, y dejarla sólo al Hogar de Cristo "es un error que no mejorará esta triste realidad. Debemos como sociedad pnernos a pensar en que podemos mejorarla con actos simples para personas simples que buscan más que alimento, la atención, el cariño y la bondad en una comunidad en la que parecen invisibles, pero que clama por inclusión y afecto", permanente", reflexionó Paola Gatica.
"Es precisamente crear un vínculo, tratarlos como personas y no como mendigos. Ellos tienen necesidades que van más allá de contar con algo para comer o cobijo para las duras noches".
Leonel Rodríguez
Profesional del Hogar de Cristo