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"Siempre hay un cordón umbilical que me une con la pampa salitrera"

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Hernán Rivera Letelier echó raíces en el desierto. No sólo sus pies están estrechamente ligados con el norte sino también sus historias y personajes, quienes durante años crecieron en un contexto de pampa y salitrera. Con una pluma reconocida internacionalmente, Letelier construyó un nuevo relato en donde incursiona, por primera vez, en un nuevo género, la novela policial.

Su más reciente trabajo "La muerte es una vieja historia", debutó en el segundo lugar y actualmente sigue imperturbable en su carrera como "bestseller" literario en el ranking chileno de superventas de ficción, trabajo que será presentado hoy a las 18.00 horas al interior de la Filzic. Asimismo, el actual embajador de la feria acompañó a miembros de la organización a Cuba, en donde presentó su libro "La contadora de películas" que fue editado por el Instituto Cubano del Libro al que el escritor cedió sus derechos de autor, a fin de hacer accesible la obra al público de la isla, confirmando una gran proyección internacional.

¿Cómo es su proceso a la hora de escribir?

-He descubierto que mi estilo de escribir es como cuando Colón se tiró al mar a buscar nuevas rutas para llegar a Las Indias, nada más que guiado por las estrellas. Yo me tiro guiado por las estrellas y si llego a Las Indias puede que sea una novela que está lograda, pero si a mitad de camino mis personajes adquieren vida, se rebelan, se toman el barco, se amotinan, se pierden y llegamos a América, ahí está la gran novela. Hay escritores que antes de escribir hacen una hoja de ruta, capítulo uno va a pasar esto y esto, después hacen un perfil psicológico de cada personaje. Yo jamás haría eso, a mí me gusta ir descubriendo a los personajes y la trama mientras la escribo.

¿Cuándo supo que serías escritor?

-La primera vez que participé en un concurso fue de poesía y lo gané. El premio era una cena y yo tenía mucha hambre, anduve cinco años recorriendo a dedo varios países y llevaba una semana comiendo pan con mortadela y coca cola. En esa oportunidad estaba en Arica durmiendo en una playa con un hippie y como a las doce de la noche comenzó un programa radial "sólo para románticos" donde los auditores podían enviar sus poemas, ahí anunciaron que el ganador de la semana se ganaría una cena para dos personas en el hotel El Morro, yo te juro que nunca antes había hecho un poema, pero escuché la palabra cena y me bajaron las musas del olimpo e intuí que podía escribirlo.

La intuición es poderosa, con justa razón dicen que nunca falla.

-Así es, nunca dudé que iba a ganar. De hecho, te cuento algo, tuve la misma intuición cuando veinte años después escribí "La reina Isabel cantaba rancheras" en la última pieza de mi casa en Pedro de Valdivia trabajando en la mina. Me demoré cuatro años en escribirla y cuando terminé la mandé al concurso del Consejo Nacional del Libro con la convicción absoluta de que lo ganaba, concursaban varios conocidos y yo pensé: "este me lo gano" y así fue, esa misma convicción tuve en la playa con mi primer poema.

¿Qué siente al ser parte de la Filzic como embajador?

-Me siento muy contento, porque Antofagasta merecía una feria de esta envergadura como es la Filzic. Me encantan las ferias de libros porque ahí uno se encuentra con la gente y descubre a los lectores. Y eso también pasa en las ferias de otros países.

Ha señalado que pasó de ser un obrero de la minería a un obrero de la literatura, ¿a qué te refieres con esa afirmación?

-Me siento un obrero de la literatura porque me saco la cresta escribiendo, porque a mí no se me da nada fácil, contrariamente a lo que la gente dice. Lo que pasa es que como tengo todo el tiempo del mundo, escribo mucho más que cualquiera de ellos que tienen que trabajar o hacer clases para sobrevivir, yo tengo el privilegio de vivir de esto entonces tengo todo el tiempo del mundo, escribo todo el día, a veces he llegado a escribir 14 horas diarias.

El "Tira" y la hermana

Si bien Rivera Letelier en su nueva novela incursiona por primera vez en el género policial, la pampa y el norte siguen siendo el escenario que da sustento a su trabajo literario.

¿Qué hay de Hernán Rivera en el "Tira" Gutiérrez y la hermana Tegualda?

-Su modo de pensar y el hecho que sea pampino. Quise hacer una novela que no tuviera nada que ver con la pampa o el salitre, ambientada en la ciudad, pero siempre hay un cordón umbilical que me une con la pampa salitrera y en este caso es el "Tira" Gutiérrez. Es un pampino que se quedó sin trabajo, se vino a Antofagasta y no hallaba en qué trabajar. Eso le ocurrió a un montón de pampinos que cumplían una labor o tenían un oficio en las salitreras, pero que en la ciudad no tenían que hacer y se dedicaban a cualquier cosa.

La hermana Tegualda también tiene mucho de mí porque ella está inspirada en una hermana evangélica que yo conocí cuando niño. Mis padres y mi familia entera eran evangélicos. Ellos me llevaban a la iglesia. Me acuerdo perfectamente. Ella era preciosa, tenía un cuerpo espectacular. Por eso me inspiré en ella para hacer este personaje que creo es el que más le ha gustado a los lectores, incluso pasó a llevar un poco al "Tira" Gutiérrez.

¿Cuáles fueron los motivos que primaron para incursionar en un nuevo género literario?

-Yo no decido qué voy a escribir y qué no. Yo no busco tema, los temas me buscan, me asaltan. Hace seis años me asaltó este tema. Está inspirado en un caso real en Antofagasta y me dije 'bueno acá puedo escribir una novela policial'. A mí las novelas policiales no me han gustado nunca y nunca pensé que iba a escribir una novela policial. Pero me impactó de tal forma el caso que me aventuré a hacer esta novela pero a mi manera.

¿Cree que el género policial nuevamente ha despertado el interés de escritores y el de los lectores?

El género policial está tomando mucha fuerza. Muchos escritores están haciendo muy buenas novelas de este tipo. Antes eran miradas en menos, como de segunda categoría, pero ahora escritores grandes se han acercado a este género.